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Calama es el reflejo del mundoPor Manuel Cortés Gallardo |
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Lo inédito es el embarazo de la niñita de 9 años. Los demás aspectos se han repetido. No es la primera vez que el culpable es el padrastro ni tampoco la posibilidad de que la madre haya tenido conducta permisiva (todavía no está demostrado, pero existen presuncionesciertas de acuerdo a la investigación que formalizó la Fiscalía).La provincia El Loa es abundante en mujeres marcadas, quienes reiteradamente ha propuesto el retorno de la pena de muerte.Hoy, los acontecimientos ocurridos han despertado en algunos sectores comunitarios la necesidad de revivir la rigurosidad de las penas, especialmente para los hechos que descubren la inhumanidad de losautores.Recuerdan Alto Hospicio?. Una fábrica de cadáveres y por esos mismos días en Santiago reapareció un delincuente luego de pagar su deuda antigua con la sociedad, mientras que en Calama dos niñitas, 5 y 8 años de edad fueron víctimas de violación por parte de un santiaguino de 40 años de edad. El mismo año sumamos las suerte corrida por una profesional a quien la violaron en su propio automóvil, unadueña de casa abusada en una clínica, una niñita con limitaciones mentales abusada en sitio eriazo, dos menores abusados por un adulto que les regalaba chocolates, una estudiante que quedó embarazada luego de ser violada por el chofer de un bus. No todas la víctimas o sus parientes logran probar sus abusos, como en el caso de la embarazada por el chofer del bus o del gitanito presuntamente abusado porsu padre.Pero, abusos sexuales y violaciones, así como los derivados en embarazos dejan víctimas que arrastran la afrenta de por vida. No sólo las mujeres. También los hombres. Un ejemplo claro y conocido es el de un conocido hombre de la tele que achaca su condición homosexual a que fue objeto de una agresión sexual, cuando era niño. "Me violaron cuando era niño" dijo también el violador decuarenta años que atacó a dos niñitas. Eso lo dijo antes que lo condenaran y con ello al parecer trataba de constituir una justificación a su delito.En cada delito sexual y particularmente en la violación cabe el dolor. Victimarios y víctimas tienen a lo menos un pariente que sufrirá por ellos, compartirán vergüenza, anhelarán justicia, también venganza, vivirán preocupados del encarcelado o lloraráncon la víctima, por la víctima y a veces en la misma víctima.Los padres de las violadas morirán un poco cada día ante la incalificable experiencia. Los padres del violador, quienes probablemente hicieron esfuerzos para hacer del hijo un hombre de bien, recibirán lo suyo ante el fracaso de su leccionario o la incredulidad de que el niño a quien educaron haya sido capaz de tanta maldad.El resto dela sociedad debe dar respuesta a esos dolores, porque ese sufrimiento es potencialmente propiedad de todos. Desde el entorno, la sociedad debe actuar y buscar el campo más ideal, que no haya más víctimas, pero tampoco victimarios potenciales. Cada persona debería analizar cuál ha sido su contribución a la realidad. Una violación es una tragedia. Más de una es llamada de alerta.Si la sociedad noreacciona cuando los diarios le informan del aumento de las agresiones sexuales, no se trata de que algo ande mal, sino que estamos mal.El delincuente integra también la sociedad que se escandaliza en la inmediatez y da libre paso al olvido al cabo de pocos días. Tan verdad es esto que es la sociedad la que describe, fija, sanciona y castiga el delito para que el delincuente se rehabilite. No hayhipocresía en ello. En el fondo está el anhelo de la igualdad, la justicia, hasta la misericordia.Los calameños más viejos habrán de recordar, la inmensa pena que produjo entre los vecinos de una población cercana al centro de la ciudad, cuando una tarde del año 69, un camión cargaba una mudanza. Una familia muy querida se iba de Calama, dejaba su ciudad natal para empezar desde cero en otra...
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