Noticias del imperio
A manera de epígrafe, que resume su erudita y poética novela, nos recuerda el hecho histórico que lo llevó a realizar tan espléndida empresa: “En 1861, el Presidente Benito Juárez suspendió los pagos de la deuda externamexicana. Esta suspensión sirvió de pretexto al entonces emperador de los franceses, Napoleón III, para enviar a México un ejército de ocupación, con el fin de crear en ese país una monarquía al frente de la cual estaría un príncipe católico europeo. El elegido fue el Archiduque austriaco Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien a mediados de 1864 llegó a México en compañía de su mujer, la PrincesaCarlota de Bélgica. Este libro se basa en este hecho histórico y en el destino trágico de los efímeros Emperadores de México”.
Fernando del Paso se centra en la trágica historia de un fugaz imperio, cuya principal protagonista es la alienada voz de la emperatriz Carlota. Ella, en plena vejez, teje recuerdos que van, en torno a su esposo fusilado, desde su fastuosa cuna hasta el crepúsculo de lossueños imperiales. También otras voces históricas y fantásticas, como la de su esposo Maximiliano, cual notas de un pentagrama, acompañan a la primera voz, y tratan de desentrañar el absurdo deseo de poder de forma paralela a la intensa búsqueda de la identidad mexicana y a la locura del amor. Así, México, entre América y Europa, se convierte en un país de aventuras, gracias a la pasión de Fernandodel Paso. Escribió una novela total, a partir del encuentro entre la historia y la ficción, la realidad y la fantasía, la filosofía y el mito, el amor y el erotismo, la política y la religión, la experiencia colectiva y la aventura personal.
Una aventura imperialista que, a pesar de las promesas de los conservadores que ofrecieron a los franceses un México sumiso y deseoso de un príncipe, tuvocon frecuencia que ametrallar casa por casa, arrojar granadas por las ventanas, balcones, claraboyas y derribar barricadas inimaginables, hechas de roperos, cubetas, planchas, loza, barriles, huacales y cazuelas que no permitían avanzar al enemigo, al punto de que los franceses pensaran como salvación en los cañones navales de Veracruz.
Cuando Fernando del Paso sigue en sus meditaciones ydictados al emperador Maximiliano, le colma de preguntas para que responda a sus ilusiones y vergüenzas: “¿No le había aconsejado su suegro Leopoldo rodearse de nacionales para no herir la susceptibilidad de los mexicanos? ¿Pues no era acaso un mexicano ese joven de veintidós años, inteligente y honrado que estaba a su lado, su Secretario José Luis Blasio? ¿No había logrado que un liberal mexicano, DonFernando Ramírez, aceptara un puesto en su gabinete? Y el limosnero de la corte, Obispo de Tamaulipas, no sólo era mexicano, sino indio puro. ¿Y no se habían sentado a su mesa dos antiguos y destacados generales republicanos, Uranga y Vidaurri, además de varios amigos del propio Benito Juárez, que habían dicho que si no eran imperialistas sí, en cambio, eran ‘maximilianistas’? ¿Y no habíandemostrado Carlota y él su amor y compasión hacia los indios, hasta el punto que, un poco en serio, un poco de broma, se hablaba ya de la ‘indiomanía’ de los Emperadores? ¿No había nombrado Carlota dama de palacio a una descendiente del Emperador Moctezuma? Cualquier parecido con el imperio calderoniano no es pura casualidad”.
Como conclusión, tal vez sería mejor distanciarse de los franceses...
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