novela xD
-¡¡Sandra!!-gritó efusiva esa voz femenina que tanto había extrañado.
Corrió hacia mí y se agachó para abrazarme. Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo y yo le respondí, era tanto el tiempo que había estado separada de mi mejor amiga y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vacío.
-¡Pero cómo has cambiado!
-¿Cuál cambio? Si sigo igual desde laúltima vez que nos vimos-dije y me separé.
-Por favor, tu cabello es diferente-observó.
-¿La maraña de pelos que cargo en la cabeza? ¿Qué de diferente tiene? Sigue igual de despeinada que hace años-bromeé-. Pero tú tampoco has cambiado mucho.
Efectivamente, Angie no había cambiado en lo absoluto, excepto por unos cuántos centímetros más agregados a su cabello rubio y lacio. El fleco caía en sufrente hasta llegar a sus ojos, y el demás cabello alcanzaba una medida sólo un poco por debajo de sus frágiles hombros que un suéter verde cubría.
-Ejem…-el joven que estaba a nuestro lado, Patrick, se aclaró la garganta haciéndose notar.
Ambas lo miramos.
-Ay, lo siento-dijo Angie dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos-. Es que estoy emocionada-dijo y la flamante sonrisa en su rostro seexpandió aún más cuando me miró-. ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!-me avisó.
-¡Yo también!-musité emocionada.
-Supongo que ya se conocieron-volvió su atención a Patrick.
-Sí-dijimos los dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.
-¡Ah! ¡Esto será genial!-exclamó Angie.
Se levantó del piso junto con Patrick, mientras yo me quedé allí sentada.
-¿Pero qué haces allí?Levántate, ¿por qué no entraste?
Él me extendió la mano para ayudarme a levantarme. El deseo de tocar su piel de nuevo me invadió al ver la palma de su mano extendida hacía mí. La tomé y me ayudó a separarme del piso.
-Gracias-murmuré.
El sólo me sonrió, separando los dos engranes que se habían unido de nuevo.
-Lo cierto, Angie, es que me dejaste la llave equivocada-me quejé, intentando mirar a miamiga y no a la perfección que tenía a mi lado.
-¿La llave equivocada?-se sorprendió.
-Sí-le di la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.
-Oh, perdón-me sonrió-sí, me confundí-esculcó entre su bolsa y encontró un juego con tres llaves-. Este era-se quedó en silencio un momento-. Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora Montórfano por hacerme el favor de entregarte lallave.
-¿La vieja gruñona del 308?-pregunté, apuntando con mi dedo pulgar hacía dicha habitación.
-Oye, no es tan gruñona; es linda cuando quiere-se encogió de hombros.
-Y digamos que casi nunca quiere, ¿verdad?-hice un ademán de susto. La vieja no se había comportado del todo amable conmigo-. ¿No pudiste haberme dejado la llave correcta con alguna otra persona menos… amargada?
Patrick rió.-Exageras…- Angie meneó la cabeza y rió-. Me imagino que estás cansada así que agradéceme que ya tenga lista tu habitación-me regaló una sonrisa de autosuficiencia mostrándome todos esos dientes blancos de tamaño mediano.
-Te agradecería más si abrieras esa puerta ya-bromeé.
Angie rió e introdujo la llave a la cerradura haciendo que la puerta se abriera por fin. Me tragué una exclamación devictoria.
-Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo-anunció y me indicó que me introdujera al departamento.
Intenté levantar del suelo mi par de maletas, pero Patrick se me adelantó.
-Permíteme-las tomó, una con cada mano y fue detrás de mí, acomodándolas en la orilla de la sala.
-Gracias-musité y le regalé una sonrisa tímida.
Él me la devolvió y aquel afecto me produjo una oleada deinspiración; como la que necesita un poeta para su poesía, o un escritor para una nueva historia.
Salió por la puerta y fue con Angie de nuevo, no pude evitar mirarle mientras caminaba hacia la salida.
El estómago me rugió y me di cuenta de que aun traía la galleta mordisqueada en la mano. Me senté en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastiqué...
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