Novela

Nieve. Nieve era todo lo que veía caer. Era una tarde nublada, la gente caminaba apresuradamente para llegar a sus casas y comer una sopa caliente para resguardarse del crudo frio que acechaba aManhattan. Pero aún así, yo seguía en las aceras de la calle corriendo apresuradamente, con la vista borrosa y sin aspirar suficiente aire para mis pulmones ya que el cansacio y la fatiga no me lopermitía. Solo faltaba una manzana por recorrer y la tortura terminaría, así que como si mi vida dependiera de ello(y en realidad lo era) aferraba ferozmente a mi pecho mi alcancía de puerquito donde teníatodos mis ahorros, en los había luchado y trabajado como loca para conseguirlos. Pero ningún trabajo me preparó para lo que ocurriría segundos después. Cuando creí que mis problemas estaríansolucionados una larga cabellera rubia se cruzó en mi camino y sin tiempo para esquivarla y ella sin darse cuenta de mi presencia, chocamos. Caí de bruces al suelo, y con eso mi alcancía. Todos los billetes ymonedas salieron dispersados por la acera, en ese momento no pensé en el dolor de la caída, ni en el de mi cabeza revotando contra el suelo o en el pedazo de céramica de mi alcancía rota que se meenterró en la mano al intentar levantarme. Solo pensé en que tenía que recuperar mi dinero y ya, sino lo hacía rápido se quedaría enterrado en la nieve o el viento se lo llevaría. No hice caso a lasdisculpas de la chica rubia y comenzé a levantar mi dinero con la mayor rápidez de a que era capaz de permitirme mi cuerpo. Cuando recogía mi última moneda me di cuenta de que un joven de aparienciadesgarbada y barba de unos días recogió un billete y supe que era mío. Él se vió descubierto y arrancó a correr, le grité con toda mi furia y lo que la garganta me dio, le pedí que se detuviera, que seapiadara de mi y me regresara mi dinero, con la voz quebrada le pedí ayuda a la gente. Nadie vino en mi ayuda. Seguí corriendo con la esperanza de alcanzarlo hasta que sentí un calambre en todo el...