Novela
EL RESCATE
JULIE GARWOOD
Prólogo
Inglaterra, bajo el reinado de Ricardo 1
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Las desgracias siempre llegan de noche.
La madre de Gillian murió durante las oscuras horas de la noche, luchando por traer al mundo una nueva vida. Su joven y aturdida criada, ansiosa por ser la primera en comunicar la triste noticia, despertó alas dos pequeñas para informarles que su querida madre había muerto. Dos noches más tarde, otra vez fueron arrancadas de su sueño para enterarse de que su hermano recién nacido, Ranulf, así bautizado en honor a su padre, también había fallecido. Su frágil cuerpecito no había sido capaz de soportar el duro esfuerzo de haber nacido con dos meses de antelación.
Gillian temía a la oscuridad. Esperóhasta que la criada hubo abandonado su dormitorio para deslizarse boca abajo desde su gran cama hasta el frío suelo de piedra. Descalza, corrió hasta el pasadizo prohibido, un corredor secreto que conducía a la habitación de su hermana, y a los empinados escalones que descendían a los túneles situados debajo de las cocinas. Se escurrió por el costado del arcón que su papá había colocado frente a laangosta puerta, para evitar que por allí fueran y vinieran continuamente sus hijas. Les había advertido hasta la saciedad que se trataba de un pasaje secreto sólo para ser utilizado en las más extremas circunstancias, y ciertamente no para jugar. Ni sus más fieles sirvientes conocían la existencia de los corredores que comunicaban tres de los dormitorios, y estaba decidido a que las cosassiguieran así. También le preocupaba mucho el que sus hijas se pudieran caer por los escalones y romperse sus bonitos cuellos, y solía amenazarlas con una buena tunda en el trasero si alguna vez las pescaba allí. Era peligroso y estaba prohibido.
Pero aquella terrible noche de pérdida y pesar, a Gillian no le importaba la posibilidad de meterse en líos. Estaba asustada, y siempre que se sentía así,corría a su hermana mayor, Christen, en busca de consuelo. Gillian abrió la puerta apenas una rendija, gritó llamando a Christen y aguardó a que viniera por ella. Su hermana se asomó, le aferró de la mano y la atrajo hacia sí. Luego, ambas treparon a la cama de Christen. Las pequeñas se abrazaron bajo las pesadas mantas, llorando, mientras los atormentados lamentos de angustia y desolación de supadre resonaban por los desiertos salones. Oyeron cómo gritaba el nombre de su madre una y otra vez. La muerte había entrado en su pacífico hogar, llenándolo de congoja.
La familia no tuvo el tiempo necesario para recuperarse, porque los monstruos de la noche acechaban para convertirlos en sus víctimas. A altas horas de la madrugada, los infieles invadieron su casa, y la familia de Gillian quedódestruida.
Papá la despertó al entrar a toda prisa en su dormitorio, llevando a Christen en sus brazos. Sus leales soldados, William —el favorito de Gillian, ya que solía darle caramelos de miel cuando su padre no miraba—, Lawrence, Tom y Spencer, iban tras él. Todos mostraban expresiones sombrías. Gillian se sncorporó en la cama, frotándose los ojos con el dorso de la mano, mientras su padrepasaba a Christen a los brazos de Lawrence y corría hacia ella. Colocó la vela que llevaba sobre el arcón situado al lado de la cama, y después, sentándose a su lado, le apartó suavemente el cabello que le caía sobre el rostro.
Su padre parecía terriblemente triste, y Gillian supuso que conocía la razón.
—~Mamá ha vuelto a morirse otra vez, papá? —preguntó, preocupada.
—~Por el amor de...!No, Gillian —le respondió él, con voz fatigada.
—¿Ha regresado a casa, entonces?
—Ah, mi dulce niña, ya hemos hablado muchas veces de lo mismo. Tu mamá no va a volver nunca más a casa. Los muertos no vuelven. Ahora ella está en el cielo. Trata de entenderlo.
—Sí, papá —respondió en un susurro.
Gillian oyó el débil sonido de gritos que provenían de la planta baja, y entonces se dio cuenta de...
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