NUESTRA ACCÍÓN CATEQUÉTICA FRENTE A LA REALIDAD
La Iglesia siempre ha trabajado por los más pobres, desde lacolonización española, a nivel de evangelización propiamente dicha como atención a obras sociales y asistenciales. Tanto a nivel de la Jerarquía, como de las congregaciones Religiosas que a partir delVaticano II, han retomado su carisma y dedicado su tiempo y sus bienes a la labor pastoral. Claro que siempre queda mucho por hacer, más aún cuando crece el número de los beneficiarios, por las causas dedeterioro de la sociedad en general, a causa de la violencia, la corrupción y el olvido de Dios, entre otros. Tambien cabe aclarar que el sacar a Dios, de las Instituciones, de la educación y por endela ignorancia religiosa, se cae, cada vez más en los más bajos crímenes, especialmente la falta de respeto a la vida y a los bienes del otro, consiguiendo el dinero de manera fácil.
También podemosdecir que no todos los consagrados, llámese Presbíteros o Religiosos/as, vivimos con radicalidad nuestra identidad de personas dedicadas al bien de la humanidad, y esto es bien conocido por la gente,que nos tilda de “ricos y aburguesados”. Es claro que cada vez se exige más, sin hacer un esfuerzo, y muchos no responden a la organización de la Pastoral social de la Iglesia o de las CongregacionesReligiosas.
¿Cuál es mi tarea como catequista ante esta realidad?
Como Catequista, conocer la realidad, asumirla, comprender, no exigir y colaborar en la oferta que pueda darse desde laorganización Parroquial o de Congregación, y contribuir con mi granito de arena en la Evangelización, para ver la realidad desde Dios, hablar por los que no tienen voz, orientar hacia los lugares de toma dedecisiones, todo por los caminos de la paz y la reconciliación.
¿Qué debo hacer para que el Evangelio sea conocido de tantas y tan diferentes personas?
A través de las personas que están a mi...
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