nuestra america
peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, devanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de precipitación del carácter acumuladodel país, trocarse en amenaza grave para las tierras
vecinas, aisladas y débiles, que el país fuerte declara perecederas e inferiores. Pensar es servir.Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente, porque no habla
nuestro idioma, ni ve la casacomo nosotros la vemos, ni se nos parece en
sus lacras políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en mucho a
los hombres biliosos ytrigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia
aún mal segura, a los que, con menos favor de la Historia, suben a tramos
heroicos la vía de las repúblicas; nise han de esconder los datos patentes
del problema que puede resolverse, para la paz de los siglos, con el estudio oportuno y la unión tácita y urgentedel alma continental. ¡Porque ya
suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la Américatrabajadora; del Bravo a
Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí1
, por las naciones románticas del continente y por las islas do
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