Nueve meses

NUEVE MESES
Seudónimo: Yuyak
El debate fue una pelea callejera, sin reglas ni prisioneros y las contendientes eran las antiabortistas contra aquellas que defienden la soberanía del cuerpo femenino.
Así como una mujer decide cambiarse la forma de la nariz, aumentarse la talla de los senos, debe tener también el libre albedrío para decidir si tiene un hijo y cuando; este era un argumento. Elotro, el de las antiabortistas, en cambio, se radicalizó, ya no solo pedían sanción penal para el aborto sino que exigían el reconocimiento de que la vida comienza desde el momento de la concepción. Desde que el óvulo es contactado por el espermatozoide, pontificaban con solemnidad, ahí está la vida misma.
Las dos bandas desfilaron, con sus mejores galas y argumentos, por los medios de comunicaciónquienes, ávidos de crónica roja, las ponían en los sets llenos de luces y cámaras con preguntas y comentarios que exasperaban sus palabras y soltaban todo el arsenal verbal preparado para vencer a sus horripilantes rivales, enfermas de odio y envidia. Arpías sin remedio.
Cuando se agotaron los insultos y los epítetos que eran consultados en los diccionarios de la Real Academia de la Lengua y enel Internet, cambiaron de actores, sacaron a relucir las dramáticas vidas de personajes históricos, los cuales, si sus madres habrían optado por el aborto, no existirían en este planeta y no nos habrían iluminado con su luz, gente como Bethoven, Edgar Alan Poe, Martin Luther King y así por el estilo.
Del otro lado dijeron que si las mujeres habrían tenido oportunidades de estudiar y trabajar igualque los hombres habrían más mujeres con premios Nobel, Medalla Fields o Pulitzer, los que se han reducido a unos pocos nombres en la literatura y en el de la paz, que es el premio más fácil de conseguir, decían.
¿Por qué no hay mujeres físicas, matemáticas, pilotas, entrenadoras?, preguntaban; no es porque somos inútiles; respondían, sino porque las machistas no nos dejan, argumentaron alzandola voz; y claro les dan oportunidad a unas pocas para decir que nos incluyen pero, ¡oh, mal de males!, las estadísticas dicen que las mujeres somos más que los hombres sobre la faz de la Tierra, y eso es injusto, porque la Tierra la controlan ellos; si los premios fueran proporcionales a la población los hombres serían minoría pero como estamos embarazadas y atendiéndoles no tenemos tiempo paraganar premios como nos corresponden.
¿Y si soy violada en una guerra, como trofeo?, ¿qué hago si me quedo embarazada?, ¿y si me embaraza un sidoso, sin decirme la verdad?; ¿qué hago?, fue la publicidad que llenó las páginas de periódicos y pantallas televisivas.
La guerra subió de tono cuando pasaron a primer plano del escenario los curas y pastores de las iglesias que aprovecharon la oportunidadpara aparecer juntos, sin resentimientos ni distancias teológicas sino juntos, como Dios ordena.
Del otro lado, prestantes abogadas, profesionales, mujeres exitosas, sin marido, sin hijos se presentaron a probar que solo así pudieron avanzar y crecer, de otro modo serían amas de casa simples, amorosas, llenas de hijos pero simples y aburridas.
La arremetida de los curas y pastores brindó unaligera ventaja a las antiabortistas por la creencia y práctica masiva del catolicismo en el país que, según sus encuestas, superaba el 90 por ciento, lo que no quedaba claro es si ese 90 por ciento era una cifra sostenida en el aire por el miedo a decir que no en un país que se dice mayoritariamente católico, con lo que queda cerrado el círculo, porque la realidad es que ni siquiera el uno por cientode personas van a misa; y, eso ya es bastante, pero comenzaron a obtener ventaja en la opinión pública.
Claro que también intervinieron los encuestadores y hacedores de pronósticos como gurús de la política, aparecieron con sus estadísticas, tomando también ellos un bando para apoyar; pero esto duró hasta que sacaron las feministas las estadísticas y testimonios de embarazos de mujeres...