Objeto de estudio.doc
Por Antonio Caballero
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OPINIÓNLos punteros están amarrados por la necesidad de no meter la pata. Los otros, ya casi sin esperanzas, pueden darse el lujo de la libertad y de laaudacia.
Domingo 2 Mayo 2010
Propuso Juan Manuel Santos que los debates televisados sean solo de dos: los dos candidatos que van punteando en las encuestas de opinión, es decir, él y AntanasMockus. Se le hizo ver, con dulzura, como a un niño, que para eso se establecieron dos vueltas en las elecciones presidenciales: para que, de varios candidatos, a la segunda pasaran solo dos; y que lasencuestas -tan cambiantes- no equivalen a una primera vuelta oficial. Santos cedió.
Pero además, el hecho de que no solo dos candidatos sino varios participen en los debates de televisión,representando distintas cosas -clases, grupos, intereses, ideologías, puntos de vista, imágenes visuales- y con distintos niveles de aceptación en las encuestas, enriquece la campaña electoral. Para poner unejemplo lejano, en los debates televisados que -por primera vez- acaban de hacerse en Gran Bretaña para las elecciones generales del próximo jueves tomaron parte tres dirigentes políticos: el jefe de loslaboristas que están a punto de perder el poder, el de los conservadores que están a punto de recuperarlo, y el de los liberales, que al cabo de un siglo de travesía del desierto están volviendo a seruna fuerza tal vez decisoria. Sin el liberal Nick Clegg en las pantallas, los debates no solo hubieran sido mucho menos interesantes, sino claramente insuficientes.
En Colombia pasa lo mismo: haymás cosas que las que caben en la filosofía de Santos y de Mockus. Es más: en la televisión, quienes han hecho los planteamientos de mayor interés han sido los candidatos minoritarios en lasencuestas. No Mockus, ni Santos, ni -mucho menos- Noemí. Sino Pardo, Petro y Vargas Lleras. Los punteros están amarrados por la necesidad de no meter la pata, de manera que su discurso es más cauto y más...
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