Objeto del siglo.
No busca el objeto más útil, ni el que de cuenta de la presencia de un mayor adelanto tecnológico, ni de el que se regocije en lanostalgia por lo perdido, sino que busca alguno que promueva una experiencia donde la falta se mantenga viva, donde el sujeto con su deseo pueda encontrar un lugar.
Para esa elección Wajcman ponecondiciones: “sin trampas y al margen de todo afán de celebración o propaganda”, descarta el “símbolo de gloria moderna indolente”.
El autor busca el objeto en los acontecimientos más relevantes delsiglo XX y menciona tres momentos: La primera guerra que sucede en el primer cuarto del siglo (1914-1918), el holocausto nazi ocurrido hacia la mitad del siglo (el cual en lo personal me parece una de lasmás grandes mentiras de la historia) y la caída del comunismo como acontecimiento destacable que lo cierra.
Entre los objetos que Wajcman examina y que a nivel de la época tendrían una posibilidadde convertirse en ese objeto del siglo, aparece la ruina como constancia de la destrucción generalizada, enigmática y desconcertante ocurrida durante el siglo XX.
Pero no las ruinas físicas, restos deguerras y demoliciones como también se produjeron y retrataron en siglos anteriores, sino las ruinas ausentes. La destrucción sin rastros, como las cámaras de gas de los campos de exterminio nazis,de las que no han quedado supervivientes que permitan reconstruir aquel horror ni documentos gráficos que muestren su funcionamiento.
Pero rápidamente Wajcman se percata de que la ruina como imagenaparece a lo largo de toda la historia, no hay ahí nada propio del siglo XX. Es entonces cuando todo lo contrario: "el siglo XX es el siglo que inventó la destrucción sin ruina".
Parado desde ahí,...
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