Obligado Tic Tac

“En un gesto seguro mirabas el andar del obligado tic tac”[1]

En la incipiente noche del miércoles 28 de Septiembre de la Ciudad de Buenos Aires, las personas colmaban las veredas y los subtes de la Avenida Corrientes. Junto a su andar apurado y la conglomeración de autos que sin paciencia comenzaban a emitir bocinazos, las agujas del reloj corrían cercanas a las 19hs mientras hacían de laespera y las ganas de llegar al hogar, la odisea más larga y colérica. Sin embargo, sobre mano izquierda en el 1543 de la Avenida, el tic tac parecía tomarse un respiro o simplemente dejar de existir tan pesado y latente. En el segundo piso del Centro Cultural de la Cooperación, María Medrano, Luis Sanjurjo junto a los poetas Yair y María Ferreira, presentaron el libro de Liliana Cabrera y crearonotro tiempo y espacio, uno desconocido, alejado del de afuera: el espacio y tiempo de la autora, de sus poemas, de sus vivencias, de sus sentimientos y pensamientos.

El inicio de la actividad fue flexible, con saltos de voces y opiniones, sin un cronograma que estructure aquel suceder de intercambios de experiencias, los que sirvieron para ilustrar el esfuerzo y alegría que significaba podertener entre las manos el libro “Obligado tic tac”. María Medrano contó que en su obra, “Lili va saltando de poemas que hablan sobre los recuerdos a poemas que hablan de la cárcel. Salta constantemente del pasado al presente. Porque se trata de eso, de impedir que los recuerdos se vayan, de no perder quienes somos, de recordar de donde vinimos y que ese presente opresivo no lo ocupe todo”. Luego desus palabras, una especie de pausa invadió el lugar en la necesidad de escapar hacia Liliana, hacia el tiempo de su poesía donde Luis Sanjurjo, con el libro de tapas acartonadas entre sus manos comenzó a leer de la página 19: Panóptico “Allí se ve todo tal cual es tan lejos y tan cerca...” Al finalizar, Luis comentó que “lo interesante de la experiencia de ‘Obligado tic tac’ es que permite modificarcierto imaginario social respecto de lo que pasa ahí adentro, en la cárcel. Es decir, lo que nos importa es impactar en esa zona del imaginario social que de alguna manera difunde esa imagen que muestran en la tele. Es imagen de los programas donde solo muestran lo malo, la cultura tumbera y en realidad esa es una minoría de la mayoría que ahí adentro sufren”. En la disposición circular de lassillas, los invitados que se acercaron al Aula Ponce para escuchar, se entremezclaron con aquellos que transmitieron con su voz la presencia de la autora. Uno de ellos, Yair, que estuvo detenido, participó de los talleres y también escribe poesías, confesó a los presentes que “el taller me salvó la vida, me puso a caminar de nuevo, yo caminaba mal y me ensenó a caminar de nuevo y bien”. Serio alhablar, con el cuerpo inclinado sobre sus rodillas, compartió anécdotas de manera reflexiva y sostuvo que “es necesario apostar a la educación, a la cultura porque eso permite darle valor a la otra persona, darle vida que sumado a trabajo, le da dignidad”. Yair habló mirando a los ojos de los presentes, con ganas de charlar e intercambiar opiniones, utilizó las palabras para dejarse ver y entender:“la verdad que saber que esto trasciende los muros y llega a ustedes, es muy importante para mí. Me emociona tener este libro en la mano”.

De vuelta en el espacio con el piso azulado, saliendo del tiempo de las anécdotas, surgió la pregunta por el significado del nombre del libro. María Medrano respondió que “para los que estuvieron adentro es bastante obvio. La cuestión del tiempo, el reloj,el peso del paso del tiempo, como algo inevitable”. Por su parte, Yair agregó que “el tiempo pasa como de costado, pero pasa para todos”. María Ferreira contó que “ahí adentro aprendí a administrar de diferentes maneras el tiempo, por eso ahora ya no corro, no vuelo, hago tiempo al tiempo”. Con este comentario, pidió permiso para viajar nuevamente de la sala hacia “Gloria”, el poema ubicado en...