Obra completa de augusto roa bastos
PARAGUAY: TRES PAÍSES EN UNOEn el corazón de América latina, mi país, el Paraguay, entre otras cosas extrañas y desventuradas de su destino, está el hecho de que es un país dividido en tres países que se ignoran entre sí.Asunción, la capital,madre de pueblos y nodriza de ciudades, según la definió su mayor poeta, ignora al interior a costa del cual, sin embargo, ella vive.A estos dos países, la capital y el interior, del otro lado del río, como mar, el río epónimo que dio su nombre al Paraguay, está el tercer país, el inmenso y misterioso territorio del Gran Chaco, vertiginosa y alucinante llanura de casi 300.000 kilómetros cuadrados.Esla inmensa hoya de un mar fósil que se extinguió allí hace más de ochenta millones de años cuando la emersión de la cordillera de los Andes levantara allí un dique pétreo al Mar Tenebroso, el océano Pacífico.Hasta hace poco más de medio siglo fue escenario de la primera guerra internacional moderna en América del Sur con tanques, aviones y carros de asalto, entre el Paraguay y Bolivia, instigadapor los intereses del petróleo de las compañías rivales que se disputan a sangre y fuego en todo el mundo la posesión del oro negro.Más de ciento cincuenta mil paraguayos y bolivianos hallaron su tumba en este desierto de espinosa vegetación donde el cielo se desgarra reptando entre los cactos.No encierra en su desmesurado vientre una sola gota de petróleo, solo respira el salado suspiro del marextinto y contempla el desolado vagar de las tribus indígenas sobre su propia tierra como fantasmas del pasado que no pueden reencontrar su identidad ni el refugio del hogar de sus ancestros.El Chaco, país desconocido de mi país, es el país que yo más quiero porque en su insondable soledad apenas cabe la mía y veo en él la memoria desmemoriada y fragmentada dimensión de nuestra América que clama, sinembargo, por su cohesión y unidad.Augusto Roa Bastos, en Paraguay semanal , 5 de octubre de 2001. |
LOS HOMBRES Tan tierra son los hombres de mi tierra
que ya parece que estuvieran muertos,
por afuera dormidos y despiertos
por dentro con el sueño de la guerra.
Tan tierra son que son ellos la tierra
andando con los huesos de sus muertos,
y no hay semblantes, años ni desiertos
que nomuestren el paso de la guerra.
De florecer antiguas cicatrices
tienen la piel arada y su barbecho
alumbran desde el fondo las raíces.
Tan hombres son los hombres de mi tierra
que en el color sangriento de su pecho
la paz florida brota de su guerra.Augusto Roa Bastos32 |
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INTRODUCCIÓN
Rulfo "tuvo la honestidad de escribir sobre los hombres de campo cuando se suponía que ya no quedabanada por escribir sobre ellos. Y lo hizo tan bien que puede decirse que eran los hombres de campo los que escribían a Rulfo."33
Con estas palabras nada inocentes Monterroso alude a una doble problemática que Rulfo supo resolver notablemente en el área mexicana. Pero, por esos tiempos, otros escritores latinoamericanos lograron resultados similares ante similares problemáticas: José MaríaArguedas en Perú y Augusto Roa Bastos en Paraguay quizá sean los ejemplos mayores en ese sentido. ¿Qué sentido? Lograr que el habla de sus respectivos pueblos y sus usos sociales se tradujeran no en alegatos ni en pintoresquismos, sino en descarnados relatos que habrían de fusionar el biculturalismo de esos pueblos, rescatar sus tradiciones más profundas y proyectar sus quehaceres diarios en encuadres...
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