Obra

Diez minutos antes de la media noche
De Enrique Jardiel Poncela
Versionada por Gabriel Osorio

Lugar: terraza a las afueras de una casa lujosa dentro de la cual se celebra una fiesta.

Miguel (llegando a la terraza habla por un teléfono móvil): Rufino…¿Rufino se ha cumplido todo lo que ordené? …¿Y no hay novedad?...por aquí dentro también va todo bien. La invitaciónfalsa que me conseguiste a nombre del señor Togores, con la que logré entrar a la fiesta, ha pasado como buena. Cada cual me ha supuesto amigo de los demás y desde hace una hora soy amigo de la infancia de los dueños de la casa. ¿y Ramón? ¿Listo para cortar la luz a las doce en punto?... Eso es. Bueno pero lo que principalmente tienen que hacer es armar barullo porque para robar esos sondemasiado brutos. Las linternas no harán falta porque los hombres que he puesto aquí dentro conocen la casa palmo a palmo y son todos gente de Los Curos que como sabes, tienen los dedos más ágiles que nadie.
Por mi parte, la caja fuerte, que es un modelo viejísimo la abro yo con los ojos cerrados. Y los carros? ¿Han matado a los perros? ¿Tu no olvidarás tu misión Rufino? Tengo que colgar…alguien sale. Note preocupes, si es mujer me la llevaré a bailar. Y si es hombre lo llevaré adentro conversando antes de cinco minutos. El plan no debe alterarse por nada. ¡A tu puesto! ¡Todo el mundo preparado! ¡Y al dar las doce en el reloj de la iglesia, a apagar las luces y ya saben!
Entra Herminia y sin hacer caso de Miguel se queda absorta ante el paisaje
Miguel: Buenas noches…
Indiferencia de H.Miguel: Precioso cielo eh?
Indiferencia
Miguel: Yo me paso noches enteras contemplándolo, y siempre acabo prometiéndome a mi mismo no volver a hacerlo, porque pensar en las terribles dimensiones del espacio me aterra…
Indiferencia
Miguel: ¡precioso cielo y preciosa luna! Es como un espejo de cuarto de baño.
Indiferencia
Miguel: ¿Se ha dicho alguna vez que los ojos de las mujeres se parecen alos luceros en que tienen órbitas? Por si no se ha dicho nunca lo digo yo ahora.
Mirada fugaz cambio de foco e indiferencia de H.
Miguel: Se habrá usted cansado de bailar ¿verdad? También yo salí de allí porque estaba cansado, pero en un hombre es natural, los hombres resistimos menos el baile. Tenemos los pies más flojos. A ustedes, en cambio, les sucede al revés, no sé donde he leído que lasmujeres y las mesas cuando se quedan cojas es cuando mejor bailan…Una tontería, claro, pero tiene cierta gracia, ¿No?
Indiferencia
Miguel: ¿No?
Indiferencia
Miguel: Por lo visto, no.
Indiferencia
Miguel: Indudablemente, la mujer es mas fuerte que el hombre. Antiguamente se la llamaba el sexo débil. Hoy el sexo débil ha hecho gimnasia. Y el hombre siempre ha tenido un punto débil: Eltalón, acuérdese de Aquiles…
Mirada fugaz, cambio de foco.
Miguel: ¡Qué fuerza misteriosa la de la luz de la luna cuando se refleja en las aguas de un estanque!
Idem.
Miguel: la misma fuerza misteriosa que adquiere una mujer cuando, en lugar de hablar, lo mira todo melancólica, silenciosa…
Idem.
Miguel: ¿Y al fin y al cabo para que hablar? Tiene usted razón… hace usted bien… El silencio es lomás elocuente. Sólo cuando callamos, lo decimos todo.

Herminia: Entonces por qué no se calla usted?

Miguel: Por que yo no tengo nada que decir.

Herminia: ¿Y si tuviera usted algo que decir se callaría?
M. responde afirmativamente con la cabeza

Herminia: ¿Por qué se calla usted ahora? ¿Es que se le ha ocurrido decirme algo de pronto?
M. responde con la cabeza

Herminia: Sí?
M.solo la mira

Herminia: El qué?
Idem.

Herminia: Le he preguntado a usted que qué es lo que tiene que decirme.

Miguel: Y yo acabo de decírselo. ¿No me ha entendido?

Herminia (de mal humor): ¡No! No le he entendido.

Miguel: Le he dicho con mi silencio que, a pesar de que le he confesado estar cansado, mi alegría suprema sería que entrásemos de nuevo ahí, al salón, de donde me...