Obras d teatro
Personajes: Feliciano, galán El Guardián de San Francisco El Gobernador de Luca Luzbel Octavia, dama Juana, criada Teodora Ludovico San Miguel Asmodeo Fray Antolín Fray Pedro Fray Nicolás Alberto, criado Celio, criado Un Niño Jesús Nuestra Señora Tres Pobres
JORNADA PRIMERA
Baja Luzbel, en un dragón
Luzbel: ¡Ah, del oscuro reino delespanto, estancia del dolor, mansión del llanto, donde ya de otro daño sin recelo la desesperación es el consuelo! Abrid; y tú, de quien mi rabia fía de esa noble y eterna monarquía el gobierno en mi ausencia, ven a mi voz. Sale Asmodeo, por un escotillón Asmodeo: Ya estoy en tu presencia; pero, ¿qué te ha obligado a que me llames? Luzbel: ¿No lo has penetrado? Asmodeo: No, príncipe, si bien creo quees mucha la causa. Luzbel: La mayor. Asmodeo:
Pues, dilo. Luzbel: Escucha. Sobre este helado vestigio en cuya forma triforme di espanto en su Apocalipsi al más venturoso joven, para saber los que el yugo de mi imperio reconocen, en término de dos días he dado la vuelta al orbe y, de diez partes, las nueve por las justas permisiones del Criador eterno yacen a mi obediencia conformes. Losbárbaros sacrificios me ofrecen, y adoraciones, en las mentidas estatuas de barro, de hierro y bronce. La morisma en su vil secta, y también otras naciones que en una verdad disfrazan mil diferentes errores, sin que a ninguna de tantas sus distantes horizontes la disculpe de que al Dios que todo lo hizo ignore, pues no hubo en toda la tierra clima tan ignoto donde no llegasen, explicadas por alguno de losdoce discípulos las verdades de los cuatro historiadores; ni parte donde el cruzado leño, ya en llano o ya en monte, no quedara por testigo de su pertinacia torpe. Solamente algunas partes de la Europa se me oponen, adorando al Uno y Trino, y al Verbo por Dios y Hombre; pero, aunque en ellas hay muchos jardines de religiones cuya agradable fragrancia de sus penitentes flores, penetra el eternosalcázar para que a Dios desenoje de lo mucho que le ofenden los mismos que le conocen. Los que me dan más tormento son--¡ah, mi rabia me ahogue!-esos hijos--sin nombrarle será fuerza que le nombre-de aquél por menor más grande, de aquél más rico por pobre, de aquel retrato de Dios humanado tan conforme que, si en un pesebre Cristo nació, Francisco, por orden también divina, un pesebre
paraoriente suyo escoge. Si tuvo, como maestro, doce discípulos, doce fueron los que de Francisco siguieron también el norte. Si el uno murió suspenso de un árbol, no hay quien ignore que otro de los de Francisco murió pendiente de un roble. Si de Jesús el sagrado culto, la lluvia de azotes le transformó en laberintos de sangrientos tornasoles, de la sangre de Francisco todas las habitaciones que tuvoparecen jaspes salpicadas de sus golpes. Si a Cristo la infame turba le tejieron de cambrones impía y regia diadema que le hierra y le corone, Francisco, en robusta zarza, sólo en los paños menores castigando pensamientos inculpable por veloces, revolcado entre sus puntas logró la zarza verdores de laurel que coronaron penitencias tan feroces. Si cinco puntas abrieron en aquel árbol triforme al cieloen su Autor divino siempre abiertas para el hombre, ¿no fue su retrato en ella Francisco, aunque yo lo llore, sino original traslado, pues en una unión acorde de manos, pies y costado con increíbles favores? De Dios mereció Francisco en una, cinco impresiones de penetrantes heridas, que al recibirlas entonces la dicha de su contacto le lisonjeó los dolores. Hasta otro Tomás curioso tuvo, queincrédulo toque la herida de su costado, a cuyo crüel informe un éxtasis doloroso le dejó a Francisco inmóvil; de suerte que le juzgaron por tránsito sus menores. Los hijos pues de este humilde portento de perfecciones, con el fruto de su ejemplo son mis contrarios mayores. Que el Hacedor soberano castigara oposiciones de quien, siendo su criatura,
pretendió de Criador nombre. Vaya, que aun no...
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