octavio paz biografia
Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe
en: Obras completas, Edición del autor, Barcelona 2001 [pp. 1161-1207]
Carta de más
En los últimos días de noviembre de 1690 apareció en la ciudad de Puebla un folleto de lóbrego título: Carta atenagórica de la madre Juana Inés de la Cruz, religiosa profesa de velo y coro en el muy religioso convento de San Jerónimo... Queimprime y dedica a la misma sor Philotea de la Cruz, su estudiosa aficionada en el convento de la Santísima Trinidad de la Puebla de los Ángeles. Atenagórica significa: digna de la sabiduría de Atenea. Inmenso elogio de sor Filotea. El escrito de sor Juana, en forma de carta, es una crítica a un sermón del Mandato del jesuíta portugués Antonio de Vieyra. Se llama sermón del Mandato al que sepredica el Jueves Santo en la ceremonia del lavatorio y que tiene por tema un versículo del Evangelio de San Juan: «Un mandato nuevo os doy: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado». Vieyra es una figura que pertenece tanto a la historia del Brasil como a la de Portugal. Considerado como uno de los grandes prosistas de su siglo, fue muy leído y comentado en España y en sus dominios.Sus sermones y sus cartas fueron publicados en español varias veces, incluso en México. Vieyra predicó varios sermones del Mandato pero el criticado por sor Juana fue pronunciado en la capilla real de Lisboa en 1650. O sea: cuarenta años antes. No es menos extraordinario que su autor, desterrado en Brasil, no se haya enterado nunca de la crítica de sor Juana1.
El tema del sermón también esextraordinario. Al acabar sus días, Cristo no amó más a los hombres -su amor fue, desde el principio, perfecto e infinito: inmejorable y sin aumento ni disminución— pero los efectos, ya que no los afectos, fueron mayores y más extremos: «juntó el fin con lo fino». De todas las finezas de Cristo al final de su vida, ¿cuál fue la mayor de todas? Ésta es, dice Vieyra, «la materia del sermón». Ricardobserva que las palabras fino y fineza son comunes al castellano y al portugués. Fino parece reunir «las ideas de pureza, ternura e ingeniosidad». Vieyra define así la palabra: «el amor fino es aquel que no busca causa ni efecto; ama porque ama y ama para amar». Vieyra en realidad cita una frase de San Bernardo, sólo que, al traducirla del latín al portugués, agrega de su cosecha el adjetivo fino.O sea: perpetra una -¿involuntaria?- fineza con San Bernardo. El Diccionario de Autoridades dice que «fineza es perfección, pureza y bondad de alguna cosa en su línea. II Vale también por acción o dicho con que uno da a entender el amor que tiene a otro. II Se usa también por delicadeza y primor». Las dos últimas acepciones son las más favorecidas por Vieyra y sor Juana. Al definir «qué cosaes fineza», ella dice:
¿Es fineza, acaso, tener amor? No, por cierto, sino las demostraciones de amor: ésas se llaman finezas. Aquellos signos exteriores demostrativos, y acciones que ejercita el amante, siendo su causa motiva el amor, eso se llama fineza.
El tema, según se recordará, la había apasionado siempre y aparece en sus poemas de amor y hasta en un sainete. Ricard piensa queVieyra predicó el sermón entre 1642 y 1651. Puccini puntualiza que sor Juana debe haberlo leído en una traducción que aparece en dos ediciones, una de 1678 y otra de 1680.
La Carta está escrita en un lenguaje claro y directo; las frases no se alargan demasiado; los razonamientos son a veces secos y pesados -es un escrito polémico y teológico: dos veces serio— pero, en las pausas, hay una sonrisa dealivio y un guiño de inteligencia con el lector. Sor Juana escribe para un pequeño grupo y sabe que ninguna de sus saetas pasará inadvertida. Como ocurre con todos los escritos doctrinarios cuando ha pasado su actualidad, es difícil apasionarse por los argumentos de la autora; al mismo tiempo, es imposible no admirar su solidez, su coherencia y su energía. Al leer este texto se advierte otra...
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