ODISEA

Páginas: 8 (1872 palabras) Publicado: 14 de septiembre de 2015
ODISEA
Ulises y sus hombres llegan a Eea, la isla de la bella maga Circe. Allí se enfrentan con el poder de la hechicera y deben adentrarse en la tierra de los muertos y buscar a Tiresias el adivino ciego que les indicara el camino de regreso a su hogar.
CANTO X
CIRCE, LA DIOSA HECHICERA.
Con nuestra solitaria nave llegamos a Eea, la isla de la Aurora, donde gobierna la diosa Circe, engendradapor el Sol hábil en toda clase de encantamientos. Un puerto amplio nos recibió, del que sería fácil escapar en caso de peligro: Allí nos condujeron dioses. […] Desde la altura vi un palacio majestuoso: era la morada de Circe. Decidí enviar a algunos hombres. […]
[…] Dividí a mis compañeros en dos grupos, yo al frente de uno y Euriloco que se parecía a un dios, como capitán del otro grupo. Leechamos a suerte y la suerte eligió a Euriloco y a sus veintidós hombres para que visitaran el palacio de Circe, hecho de piedra pulida. Se fueron llorando, como niños, y estos se asustaban en el camino, al ver lobos montaraces y leones. Sin embargo esas bestias no fueron hostiles: al ver los hombres, movían las colas como perros.
wTodos entraron, invitados por Circe; menos Euriloco, que se escabullódetrás de los abetos sospechando Una trampa.
Los invitados fueron acomodados en sillones y alimentados con un potaje de queso, harina y miel, mezclado con vino y con unas drogas secretas, las que provocan la pérdida de memoria. Entonces Circe los tocó con su varita y los convirtió en cerdos. […] La maga los encerró en pocilgas y les dio de comer bellotas, desperdicios: todo lo que comen los cerdos.Lloraban de verse en esa condición masticando inmundicias del polvo.
Paso el tiempo, y Euriloco comprendió que algo malo había pasado. Corrió hacia la nave y me puso al tanto: tomé la espada, el arco y las flechas y le pedí que me guiase, pero el buen Euriloco se arrodilló y, con los ojos bañados en lágrimas, me pidió no ir, quería que huyéramos, tras dar por muertos a los otros.
Y concluyó:-Tampoco regresaras, tú, Ulises, ni los que te acompañen.
Más yo no podía huir y dejar en peligro a mis amigos. No sería Ulises, no merecería ser el rey de Itaca. Así que le dije, con cierta malicia que él se quedara a limpiar el barco mientras yo me ocupaba de ir y de volver.
Fui solo, para no profundizar el terror de los que quedaban. […] Hermes, el mensajero de los dioses, se me apareció con lafigura de un mancebo.
-¡Adónde supones que vas […]? ¿Crees que tú solo podrías vencer a Circe, la maga hija del Sol? Entérate: tus amigos han sido transformados en puercos y se hallan en pocilgas bien guardadas. De verdad quiero salvarte, así que escucha muy bien: en cuanto llegues a su palacio, te ofrecerá un delicioso potaje, al que le echará unas drogas, aunque no podrá encantarte si tomas elremedio que te daré. Ella, entonces, querrá herirte con su varita, pero tú deberás amenazarla con la espada para que te cobre respeto, […] Para que libere del hechizo a tus amigos, hazle jurar por los dioses que no tramará ningún daño, contra ti. No sea que, después de que envaines tu espada, ella te prive de tu valor y de tu fuerza.
Una vez que me dijo esto, el dios mensajero arrancó de la tierra unaplanta de Moly, […], y me la hizo comer. Luego llegue al cobertizo del magnífico palacio de piedra, y apareció la maga, que me invito a entrar. Me invito con su potaje toco con su varita diciendo: -Ve ahora, puerco, a la pocilga con los tuyos.
[…] Desenvainé la espada, con ferocidad; y ella se asustó, se tiro al suelo y me abrazó por las rodillas, a la vez que me decía:
-Veo que eres indomable,pues nadie se ha resistido a estas drogas. No puedes ser otro que Ulises, el ingenioso, de quien Hermes me había hablado una vez. Olvida esa espada y acércate a mí sin armas, para que crezca entre nosotros la confianza.
Entonces le repliqué. -¿Cómo quieres que te sea benévolo, sabiendo que en algún rincón de tu palacio están mis compañeros convertidos en cerdos? ¿Cómo no suponer que apenas entre...
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