además de matemáticas e informática, en una variedad creciente decampos que emplean las matemáticas. Incluso en la prospectiva paraempleos en campos que no tienen nada que ver con las matemáticas,muchas compañías piden licenciados en matemáticas, pues sabenque la capacidad analítica será útil a cualquiera, en cualquier trabajo.Los licenciados en matemáticas que continúan y realizan su tercercieloencontrarán que, contrariamente a lo que ocurre en los nivelesinferiores, los estudios de posgrado en matemáticas son de losmejores del mundo. Lamentablemente, ya es demasiado tarde para lamayoría y esta excelencia no se filtra a los niveles inferiores, debidoen buena parte a que los matemáticos norteamericanos no han sidocapaces de llegar a un público más amplio que el reducido númerodeespecialistas que leen sus artículos de investigación.Descontando algunos autores de libros de texto, no pasan de unpuñado los autores matemáticos que tienen un público no expertosuperior al millar de lectores. Dada esta triste realidad, no essorprendente que pocas personas cultas se atrevan a admitir que notienen la menor idea de quiénes fueron Shakespeare, Dante oGoethe, y en cambio la mayoría confieseabiertamente su ignoranciasobre Gauss, Euler o Laplace, que en cierto sentido son susequivalentes matemáticos. (Newton no cuenta, pues es mucho másfamoso por su contribución a la física que por haber inventado elcálculo.)Incluso en los estudios de posgrado y en la investigación se dansignos de mal agüero. Hay tantos estudiantes extranjeros que cursanel doctorado en los Estados Unidos y tan pocosestudiantesnorteamericanos que siguen la licenciatura en matemáticas, que enmuchos departamentos los licenciados norteamericanos son minoría.De hecho, de los 739 doctorados en matemáticas acabados en lasuniversidades norteamericanas en el curso 1986-1987, sólo un pocomenos de la mitad, 362, correspondieron a ciudadanos de los EstadosUnidos.Si las matemáticas son importantes (y lo son), lo ha desertambién la formación matemática. Los matemáticos que no se dignancomunicar sus conocimientos a un público más amplio son un pococomo los millonarios que no dedican nada a caridad. Teniendo encuenta los salarios relativamente bajos de muchos matemáticos, sepodrían arreglar ambos desajustes si los multimillonarios financiarana matemáticos que escribiesen obras de divulgación. (Sólo es unaidea.)Unode los argumentos que aducen los matemáticos para noescribir para un público más amplio es la naturaleza esotérica de sutrabajo. Algo de esto hay, pero Martin Gardner, Douglas Hofstadter yRaymond Smullyan son tres claros contraejemplos. De hecho, algunasde las ideas que se discuten en este libro son bastante sofisticadas,pero los conocimientos matemáticos previos para comprenderlassonverdaderamente mínimos: un poco de soltura con la aritmética y72
El hombre anumérico Conclusiónentender los quebrados, los decimales y los porcentajes. Casi siemprees posible hacer una presentación atractiva e intelectualmentehonesta de cualquier campo, con un mínimo de aparato técnico. Estose hace raramente, sin embargo, porque la mayoría de sacerdocios(los matemáticos incluidos) tienden a ocultarsetras un muro demisterio, permitiendo sólo la comunicación entre miembros.Resumiendo, hay una relación evidente entre el anumerismo y lapobre formación matemática recibida por santísima gente. De ahí esta jeremiada. Sin embargo, la cuestión no se acaba aquí, pues haymuchas personas perfectamente numéricas que han recibido pocaformación académica. Los factores psicológicos son másdebilitadores, en loque se refiere a las matemáticas, que unaeducación insuficiente o ineficaz.El anumerismo y la tendencia a personalizarUn factor importante de este tipo es el carácter impersonal de lasmatemáticas. Algunas personas personalizan excesivamente loshechos, resistiéndose a mirarlos desde una perspectiva exterior, ycomo los números están íntimamente ligados con una concepciónimpersonal del mundo, esta...
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