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La verdad nos hace libres
En 1865 me gradué de doctor en la Universidad de Londres. Trabaje muchos años para el servicio de la gente. Pero como todo, tiene un límite.
Cierto día llega una madre desesperada tocando mi puerta, su hija de 16 años tenía una seria tuberculosis y no pude hacer nada. La niña murió delante de mí y su madre, extremadamente herida, se levantó, dejó el cadáver tirado yse quitó la vida tirándose del puente más cercano. Al tiempo supe que su hija era lo único que esta pobre mujer tenía en todo el mundo y que sin ella, no valía la pena vivir.
Así fue como dejé de trabajar como médico. Fallé en no poder salvarle la vida a la joven. Juré jamás volver a ejercer mi profesión. Como no podía hacer nada en Londres, me mudé a Brampton, un pueblo a las salidas de la granciudad muy solitario y con una población escasa. Oí muchas cosas malas de ese lugar, pero no me importó nada.
Viví varios años ahí, y tenía pensado vivir muchos más, hasta morir. Pero algo que cambio completamente el sentido de mi vida pasó.
Sí, descubrieron quien en realidad soy. Todos me conocían como David Tapp, un reconocido doctor egresado de una prestigiosa universidad. Pero las personasdel pueblo no se conformaron con eso solamente. Tenían que averiguar más de mí, saber quién era, porque fui a vivir a ese pueblo que seguramente nadie lo considera parte del mapa y cosas por el estilo.
Un entrometido entró en el departamento que había heredado de mi tío, y leyó todas las cartas que este me había dejado. Si, se enteraron que yo, era el legítimo sobrino de Holmes. Mi nombreverdadero era Edward Holmes. Mis padres me abandonaron, tomaron el primer barco hacia Francia y nunca más volvieron por mí.
Por ser un pueblo, los rumores llegan rápido, y no tardo la familia más rica de la zona enterarse de la noticia.
Todas las mañanas me levanto a buscar el periódico, me siento en el comedor y tomo café. Todos los días lo mismo. Pero esta mañana las cosas cambiaron. Siento pasos,escucho ruidos desde afuera. Y de la nada todo se queda en silencio. Pero unos golpes desesperados tocan mi puerta. Me asusté y volqué café.
Bobby Hamilton, un ingeniero de muy buen poder adquisitivo, alto, de unos 24 años al cual todas las jóvenes del pueblo querían poseer, y Connor Hamilton el más pequeño de los dos, de estatura menor, sensible, mas afeminado diría yo, de unos 21 años, hijosdel alcalde del pueblo. Pálidos y aterrorizados llegaron hasta mi departamento. Yo no entendía nada. Pero cuando comenzaron a narrarme el porqué de su visita entendí:
¿Los puedo ayudar en algo? – dije para romper el hielo.
Necesitamos su ayuda Señor, usted es el único que puede hacer algo al respecto – dijo Connor muy nervioso y a punto de llorar.
No entiendo a que vienen – dije – díganme quenecesitan y prometo ayudarlos, pero dejen de balbucear y explíquenme.
Nuestro padre fue asesinado – dijo Bobby, al cual miré de una forma bastante particular – necesitamos su ayuda.
Ahora entiendo todo – dije, dándome vuelta para limpiar el café que había derramado, demostrándoles que no me interesaba en lo absoluto.
Señor, sabemos la verdad, usted es Holmes – dijo el hermano menor, recuperándose.– lo lleva en la sangre.
Al decir estas palabras, un sentimiento de desprecio hacia los jóvenes que habían venido a buscar mi ayuda, nació en mí. Me quedé duro, no me moví más, solté lo que estaba haciendo y dándome vuelta muy lentamente dije:
¡Retírense ya mismo de esta casa! – dije enojado y con vos firme.
Disculpe a mi hermano – dijo Bobby intentando arreglar el terrible error que habíacometido su hermano – comprendemos su desprecio hacia su tío, pero usted prometió ayudarnos, y sabemos que tiene un detective interior.
No sé de qué hablan, soy médico, no detective.
Lo que ha pasado es terrible señor, solo pido, en nombre de toda mi familia que simplemente lo intente – dijo intentando persuadirme.
Acepté. Les dije que al día siguiente a primera hora estaría en su gran mansión....