Ojos de arena
Páginas: 2 (364 palabras)
Publicado: 25 de enero de 2011
Ojos de arena - Bárbara M. Rubín
El negro cielo caía apenado sobre el dintel,
la iglesia dejaba oír sus últimas campanadas,
ruidosas como el silencio,
pero sigilosas como un avión.
Bocas dealcantarilla tragaban el agua grasienta
que recorría las calles de la capital,
perros con bastones que perdidos buscaban refugio,
cantaban susurrando canciones de dolor.
Un mameluco naranjaflotaba sobre ruedas,
captando la atención de todo ser vidente,
que encontraba en él, sabor a frambuesa.
Tentaba la suerte de una manera estoica,
un semáforo ensangrentado,
a la espera de madurar yvolver a sangrar
sin que ningún individuo apareciera
para retener su tiempo, ante su presencia,
y luego poder continuar su camino hacia el futuro,
logrando que la ridícula caja con luces
lo envidie,insatisfecha de su miserable vida.
Los ciegos jóvenes miraban películas mudas,
mientras que los ciegos sabios leían obras de Borges.
Los sordos buenos escuchaban rock ochentoso,
los sordosmalos lo bailaban.
Los mudos cantaban canciones de cuna
para despertar gente muerta.
Los torpes corrían en cristalerías sin rozar ninguna copa,
el agua enloquecida secaba los edificios,
y el fuegoardiente congelaba todo lo que tenía contacto con él.
El cielo reía de manera diabólica, y al mismo tiempo
lloraba desaforado sediento de consuelo.
Sentía su dolor, su desgracia y miseria,
susganas de reventarme contra el suelo,
para luego saborearme en sopa de cadáveres.
Yo veía pasar los ojos de arena
que miraban con dulzura, saltando de sus cuencas.
Gozaban de mi forzada ignorancia,jugando con seducción,
haciendo detener el tiempo, que corría una maratón.
Las luces que delataban la acera
impregnada de historias y vivencias,
titilaban cada vez más deprisa,
hasta dejar quela luna, despampanante de fulgor,
fuese la única princesa que permitiera
la visibilidad de las calles,
que servían de colchón para vehículos abandonados,
con cara de desear estar en un lugar más...
El negro cielo caía apenado sobre el dintel,
la iglesia dejaba oír sus últimas campanadas,
ruidosas como el silencio,
pero sigilosas como un avión.
Bocas dealcantarilla tragaban el agua grasienta
que recorría las calles de la capital,
perros con bastones que perdidos buscaban refugio,
cantaban susurrando canciones de dolor.
Un mameluco naranjaflotaba sobre ruedas,
captando la atención de todo ser vidente,
que encontraba en él, sabor a frambuesa.
Tentaba la suerte de una manera estoica,
un semáforo ensangrentado,
a la espera de madurar yvolver a sangrar
sin que ningún individuo apareciera
para retener su tiempo, ante su presencia,
y luego poder continuar su camino hacia el futuro,
logrando que la ridícula caja con luces
lo envidie,insatisfecha de su miserable vida.
Los ciegos jóvenes miraban películas mudas,
mientras que los ciegos sabios leían obras de Borges.
Los sordos buenos escuchaban rock ochentoso,
los sordosmalos lo bailaban.
Los mudos cantaban canciones de cuna
para despertar gente muerta.
Los torpes corrían en cristalerías sin rozar ninguna copa,
el agua enloquecida secaba los edificios,
y el fuegoardiente congelaba todo lo que tenía contacto con él.
El cielo reía de manera diabólica, y al mismo tiempo
lloraba desaforado sediento de consuelo.
Sentía su dolor, su desgracia y miseria,
susganas de reventarme contra el suelo,
para luego saborearme en sopa de cadáveres.
Yo veía pasar los ojos de arena
que miraban con dulzura, saltando de sus cuencas.
Gozaban de mi forzada ignorancia,jugando con seducción,
haciendo detener el tiempo, que corría una maratón.
Las luces que delataban la acera
impregnada de historias y vivencias,
titilaban cada vez más deprisa,
hasta dejar quela luna, despampanante de fulgor,
fuese la única princesa que permitiera
la visibilidad de las calles,
que servían de colchón para vehículos abandonados,
con cara de desear estar en un lugar más...
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