olvide olvidarte Megan maxwell
género romántico. De madre española y padre americano, ha
publicado novelas como Te lo dije (2009), Diario de una chirli
(2009), Deseo concedido (2010), Fue un beso tonto (2010), Te
esperaré toda mi vida (2011), Niyomismalosé (2011), Casi una
novela (2011) y Las ranas también se enamoran (2011),
además de cuentos y relatos enantologías colectivas. En 2010
fue ganadora del Premio Seseña de Novela Romántica y del Premio Dama de Clubromantica.com, entre otros.
Actualmente es socia fundadora de la Asociación de Autoras
Románticas de España (ADARDE).
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Encontrarás más información sobre la autora y sobre su obra
en www.megan-maxwell.com.
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La dulce melodía que salía de la radio llenaba el ambiente mientraslas costureras se afanaban por dar las puntadas exactas en
aquellos vestidos que, en un día de gloria, se lucirían como verdaderas joyas.
Durante las horas que aquellas mujeres pasaban juntas, se
había hablado en muchas ocasiones del vestido que Balenciaga
cambió en el último momento para el enlace del príncipe Balduino y Fabiola de Bélgica, o de la maravillosa mantilla antigua de
encaje deblonda de Bruselas que lució Paola de Bélgica en su
boda con Alberto de Lieja. Les gustaba recordar el vestido de
Beatriz de Holanda, que fue de seda brocada, o el de Sonia de
Noruega, de seda salpicada de perlas. El traje nupcial de Silvia
de Suecia fue diseñado por Marc Bohan para Christian Dior, en
blanco marfil liso, aunque lo que más llamó la atención de aquel
grupo de modistas fue elvelo de fino encaje bordado, regalo de
la princesa Sibyla.
En las revistas vieron el vestido que había llevado María
Teresa en su boda con el príncipe Enrique de Luxemburgo. Un
diseño de Balmain, en seda natural ribeteada de armiño, con un
gran velo de tul e incrustaciones de encaje de Manila.
Aunque la elegancia, el gusto, el glamur y el saber llevar un
traje de novia quedaron reflejadosen Gracia de Mónaco en su
boda con el príncipe Rainiero. El vestido de Grace era de estilo
renacentista, diseñado por la directora del departamento de
moda de la Metro, Helen Rose. Se confeccionó con un corpiño
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rosa marfil, salpicado de flores bordadas, y se abrochaba
delante con pequeños botones forrados con encaje. La falda era
acampada y el velo bordado de encaje rosa ibaadornado con
perlas.
En sus interminables conversaciones no podía faltar el
vestido que lució doña Sofía en su boda con don Juan Carlos,
hoy reyes de España. Fue diseñado por el modisto francoheleno
Jean Dessés. Era de lamé recubierto de tul con un encaje antiguo, conocido como «encaje duquesa», e iba adornado con
encaje de bolillos.
Pero nunca olvidarían la mañana en la que, mientrasdesayunaban churros, veían por televisión la boda de Lady Diana de
Gales, Lady Di, con Carlos de Inglaterra. El enlace que todos
catalogaron como la boda del siglo. Aquel vestido recibió
muchas críticas. Buenas y malas. Era de tafetán en seda natural
color marfil, con un encaje antiguo bordado de perlas y madreperlas. Completaban el conjunto una amplia falda a juego y
unas enormes mangas de tul yseda, bordadas con madreperlas.
En la prensa que cada semana podía encontrarse en los
quioscos aparecían todos aquellos vestidos que luego ellas, en el
taller, se aplicaban en realizar. Más de una novia que había acudido allí tenía alguna idea preconcebida de algún modelo visto
en las revistas. Aquellas muchachas esperaban ser, en su gran
día, la novia más bella del mundo.
—Bárbara… Bárbara…Era la voz de Candela, una de las costureras, la que se oía.
—Un momento —dijo una voz con un dulce acento
extranjero.
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Al escuchar aquello, Candela se dirigió hacia las señoras que
miraban con curiosidad todo lo que en la zona de tienda se
exponía.
—Bárbara Pikers les atenderá en seguida —les indicó con
una sonrisa—. Si quieren, pueden esperar sentadas en aquella
mesa. Allí...
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