Onces, decimos. Estamos solo a días de terminar un año más. A días de colocar un logro más, en nuestra lista de metas por cumplir. Nos invade la nostalgia. A unos, porque terminan unaetapa más en la vida. Ahora deben enfrentarse al mundo adulto. A otros, porque se trasladan de colegio y deben dejar a sus amigos. Otros, porque saben que faltaron muchas cosas por hacer. Y unoque otro, porque no estará celebrando en el podio con sus compañeros…Es la realidad. Pero por encima de todo eso, está la satisfacción, de que dejamos una huella. De que nos llevamos cientosde recuerdos. De que logramos conocer el verdadero significado de la amistad. De que no conseguimos un profesor, un amigo, una señora que repartía el refrigerio…Sino un padre alcahueta, unhermano y una tía que se esmeraba por mantenernos llenitos. Así es, ¡Una familia! Hoy los onces se despiden. Hay lágrimas por doquier. Dejamos un enorme pedazo de nosotros en cada rincón delcolegio y en cada corazón que logramos tocar. Pero hay cierta tranquilidad…Porque nos vemos reflejados en todos y cada uno de los muchachos de decimo. Porque sabemos que los onces 2014serán excelentes sucesores y harán su trabajo mucho mejor que nosotros. Y la verdad, solo eso esperamos. Que cuando regresemos como egresados, a este, nuestro segundo hogar, veamos un lugartotalmente diferente. Donde se respire más armonía, donde se viva más la amistad, donde se diferencien los grupos solo por su grado y no por una rivalidad imaginaria. Decimos, nos vamos. Peroquedan las anécdotas, los recuerdos, las pequeñas reformas en la estructura del colegio y un selecto grupo de profesores, listos y preparados para que al igual que nosotros, los puedan enviarafuera, con el suficiente armamento para defenderse solitos. El colegio ahora es de ustedes señores…Y como dice un viejo lobo de mar y gran amigo. ¡El Ciro los ama. Amen y quieran al Ciro!
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