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Así lo consideran tres expertos en lucha antidrogas de México,Colombia y Perú, tres países que en las últimas tres décadas han sufrido en carne propia los estragos ocasionados por el tráfico de narcóticos: corrupción, debilidad institucional, aumento de laviolencia y crisis de valores, entre otros.
Jaime Antezana, investigador del Instituto Peruano de Economía y Política que se ha dedicado a estudios sobre narcotráfico y violencia en Perú, sostiene quereplantear en estos momentos la lucha antidrogas "se podría entender como una concesión al narcotráfico", en un momento en el que su país vive una recomposición del negocio de las drogas.
JaimeAntezana, investigador del Instituto Peruano de Economía y Política que se ha dedicado a estudios sobre narcotráfico y violencia en Perú, sostiene que replantear en estos momentos la lucha antidrogas "sepodría entender como una concesión al narcotráfico", en un momento en el que su país vive una recomposición del negocio de las drogas.
"El problema para que tú legalices una droga psicoactiva,especialmente una droga que como la cocaína puede generar violencia por su consumo, deben existir controles sociales, es decir, la aceptación tiene que venir de la sociedad y no del papa Estado que pase unaley y diga legalícese y cúmplase", dice Thoumi.
Y en ese sentido, las sociedades de EE. UU, México, Colombia y Perú aún tienen un esquema de valores que impedirían una regularización de las drogas,como ocurrió con la prohibición del tabaco y el alcohol en los Estados Unidos, a comienzos del siglo pasado, por cuenta de la presión del puritanismo inglés y movimiento feminista que se oponían al...
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