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Ya el término y el concepto de hombre encierran una pérfida anfibología, sin aclarar la cual ni siquiera se puede acometer la cuestión del singular puesto del hombre. La palabra hombre indica en primer lugar los caracteres morfológicos distintivos que posee el hombre comosubgrupo de los vertebrados y de los mamíferos. Es claro que -- cualquiera que sea el resultado que ofrezca este modo de formar el concepto de hombre -- el ser vivo llamado hombre, no sólo está subordinado al concepto de animal, sino constituye también una provincia relativamente muy pequeña del reino animal. Así continúa siendo el caso, aun cuando, con Linneo, llamemos al hombre el "ápice de la seriede los vertebrados mamíferos" -- lo que, por lo demás, es muy discutible objetiva y conceptualmente --; pues también este ápice, como todo ápice de una cosa, sigue perteneciendo a la cosa de la cual es ápice. Mas prescindiendo por completo de semejante concepto, que junta en la unidad del hombre la marcha erecta, la transformación de la columna vertebral, el equilibrio del cráneo, el potentedesarrollo cerebral del hombre y las transformaciones orgánicas que la marcha erecta tuvo por consecuencia (como la mano de pulgar oponible, el retroceso de la mandíbula y de los dientes, etc.), la misma palabra "hombre" designa en el lenguaje corriente y en todos los pueblos cultos, algo tan totalmente distinto, que apenas se encontrará otra voz del lenguaje humano en que se dé análoga anfibología.La palabra hombre designa, en efecto, asimismo un conjunto de cosas que se oponen del modo más riguroso al concepto de "animal en general" y, por lo tanto, también a todos los mamíferos y vertebrados y a éstos, en el mismo sentido que, por ejemplo, al infusorio stentor, aunque no es discutible que el ser vivo llamado hombre es, desde el punto de vista morfológico, fisiológico y psicológico,incomparablemente más parecido a un chimpancé que el hombre y el chimpancé a un infusorio. Es claro que este segundo concepto del hombre ha de tener un sentido y un origen completamente distintos del primero, que designa sólo un rincón muy pequeño de la rama de los vertebrados (2). Llamaré a este segundo concepto el concepto esencial del hombre, en oposición a aquel primer concepto sistemático natural.El tema de nuestra conferencia es: si ese segundo concepto, que concede al hombre como tal un puesto singular, incomparable con el puesto que ocupan las demás especies vivas, tiene alguna base legítima.
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El puesto singular del hombre nos aparece claro cuando dirigimos nuestra atención a la estructura total del mundo biopsíquico. A este fin voy a partir de una serie gradual de las fuerzas yfacultades psíquicas, en la forma en que la ciencia la ha ido estableciendo paulatinamente. Por lo que se refiere al límite de lo psíquico, coincide con el límite de la vida en general (3). Junto a las propiedades objetivas que pertenecen esencialmente al fenómeno de las cosas llamadas vivas (en cuyo detalle no puede entrar, por ejemplo, el automovimiento, la autoformación, la autodiferenciación,...
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