op filosfia
Nos decimos a los gobernantes, que son los primeros responsables del bien común y que tanto pueden hacer para salvaguardar las costumbres morales: no permitáis quese degrade la moralidad de vuestros pueblos; no aceptéis que se introduzcan legalmente en la célula fundamental, que es la familia, prácticas contrarias a la ley natural y divina. Es otro el camino porel cual los poderes públicos pueden y deben contribuir a la solución del problema demográfico: el de una cuidadosa política familiar y de una sabia educación de los pueblos, que respete la ley moraly la libertad de los ciudadanos. Somos conscientes de las graves dificultades con que tropiezan los poderes públicos a este respecto, especialmente en los pueblos en vía de desarrollo. A sus legítimaspreocupaciones hemos dedicado nuestra encíclica Populorum Progressio. Y con nuestro predecesor, Juan XXIII, seguimos diciendo: "Estas dificultades no se superan con el recurso a métodos y medios queson indignos del hombre y cuya explicación está sólo en una concepción estrechamente materialística del hombre mismo y de su vida.La verdadera solución solamente se halla en el desarrollo económico yen el progreso social, que respeten y promuevan los verdaderos valores humanos, individuales y sociales". Tampoco se podría hacer responsable, sin grave injusticia, a la Divina Providencia de lo que...
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