Opinion

EL AMOR A LA POLÍTICA Y LA POLÍTICA DEL AMOR
Cuando era un crío, el lugar en el cual vivía me parecía una inmensidad de territorio, tanto que cruzar sus límites representaba una verdadera aventura,con el tiempo los niveles de percepción comenzaron a cambiar producto del avance en la preparación académica, ésta última me permitió hacer cosas que no imaginaba en mis tiempos de impúber; sinembargo, siempre procuré nunca cambiar mi percepción de mis raíces y mis conductas.
En mi hogar, humilde como hasta ahora lo es, aprendí que el ser humano debe tener valores y principios bien cimentadosque aunque no asista regularmente a una iglesia, debía respetar al prójimo porque creo firmemente en la existencia de un ser supremo creador del cielo y la tierra.
Desde el año 1997 he participadodirectamente en la actividad político partidaria, respaldando una forma de pensar y actuar que conocí por mi vivencia en la zona norte de Chalatenango, donde la exclusión, represión y aniquilamiento eralo común y vida diaria, por esa razón, con la posibilidad de participar en la vida político-electoral del país sin temor alguno, producto de la firma de los acuerdos de paz, con mi mayoría de edaddecidí participar en los distintos eventos electorales, colaborando en la consolidación de un programa de país que vinculara a los sectores tradicionalmente excluidos.
Lo anterior hizo que surgiera enmí “el amor a la política”, y aunque sigo siendo un adolescente en los conocimientos de esta área, creo fielmente que la posibilidad de ayudar y lograr desarrollo de las comunidades pasanecesariamente por la organización sistemática de la población y que los partidos políticos (que postula personas para funcionarios públicos) jueguen su papel fundamental que es convertirse en vasos comunicantesentre la población y la organización estatal para potenciar el desarrollo y transformación de las comunidades llevando proyectos que generen impacto de cambio sustancial en el nivel de vida de los...