Oración por los misioneros

En mi trabajo misionero he encontrado muchas
personas que creen que Dios les llama a ser
misioneros, pero nunca han pensado en lo que eso
significa. Algunos piensan que es una vida de
aventuras y por ello están entusiasmados, otros tienen
miedo porque piensan que es una vida de sacrificios.
No es ni lo uno ni lo otro.
Debo decir que la vida del misionero es una vida de
obediencia a Dios.Con su vida, con su palabra, su
carácter y su conducta está enseñando
constantemente a quienes le rodean.
Si Dios te llama a ser un misionero debes saber
exactamente lo que la Palabra de Dios nos enseña a
fin de que nuestro ministerio pueda llevar frutos. La
Palabra de Dios nos enseña que:
I.- El misionero debe depender del Espíritu
Santo.
Leemos en 1ª Tesalonicenses 1:5 -Porque
nuestroevangelio les llegó no sólo con palabras sino
también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y
con profunda convicción. Estoy usando la versión
internacional (NVI).
Pablo no confiaba en él, sino en el Espíritu Santo
que con su poder, no
solamente obraba en él para
predicar sino también en el
corazón de sus oyentes para
darle “profunda convicción” es
decir, para persuadirles depecado y llevarles al
arrepentimiento.
Es bien claro que el que
comienza la obra en los
corazones es Dios y no nosotros, y también es Él
quien la continúa y perfecciona. Nosotros estamos
para enseñar, para guiar, pero no podemos trabajar
en el corazón de nadie.
Cuando estuve en Nuevo Chimbote, Perú, como
misionera, soltera, sola, tenía un grupo de jóvenes
todos los sábados por la nochequienes venían a
cantar, escuchar la Palabra de Dios; y luego, nos
quedábamos jugando. Pasaron casi dos meses y
ninguno de ellos tomaba decisión por Cristo. Una
noche, cuando todos se fueron, entré en mi cuarto,
me puse a llorar y a reclamarle al Señor: a decirle
que él me había traído, él me había dado esos
jóvenes, y que yo era consciente que no podía hacer
nada para que ellos tomen sudecisión si Él no actuaba
en sus coraznes. Pasé dos o tres horas, hasta que ya
no tuve palabras, ni lágrimas. Toda la semana seguí
pidiendo que obre. El sábado varios jóvenes hicieron
su decisión. Sentí en mi corazón la seguridad de que
Dios estaba queriendo que yo nuevamente me
humillara delante de él, como muchas veces lo había
hecho cuando estaba trabajando con los tobas. Él
quiere que tengamosla certeza de que no somos
nosotros los que convertimos a las personas, sino que
es él que hace la obra. Nosotros somos solo
instrumento. Di gracias a Dios, nunca quiero olvidarme
de eso, porque cuando me olvide, ya el Señor no me
podrá usar.

el que le gusta a los que nos escuchan, sino el que es
de Dios.
Sucede que a veces, especialmente cuando estamos
en un campo nuevo, tenemos temorque al no aprobar
la conducta de alguien, esa persona se aleje, pero
debemos pensar que estamos haciendo discípulos de
Cristo y no de nosotros. Si ellos desean
verdaderamente seguir al Señor se sentirán molestos
al principio, pero luego el Espíritu Santo actuará en
su corazón y le hará reconocer la verdadera situación.
Un joven de uno de los campos misioneros donde
trabajé, siempre queríahacer lo que él deseaba y no
lo que a Dios le agradaba. Cuando hablaba con él, le
hacía ver que su vida debía ser lo mejor para Dios y
un modelo para los jóvenes entre los cuales estaba
trabajando. Se molestaba mucho, pero yo seguía
insistiendo. Salí de ese campo, fui a trabajar a otro, y
después de unos años recibí una carta donde me daba
gracias por haber sido sincera con él y haberleinsistido tantas veces en que lo que hacía no estaba
bien; y que a Dios debía darle lo mejor, que ahora lo
estaba haciendo, procuraba enseñar con su vida y su
palabra a los otros jóvenes. El Espíritu Santo le había
convencido.

y agrega Pablo que estaría dispuesto a dar aún su
propia vida.
Si vamos a llevar la Palabra de Dios, debemos
aprender a darnos a la gente con amor sincero, el...