Oracion Por Mi Hijo
María y la fe de una mamá |
Cuando hagas oración por alguien, no esperes que esa persona ponga de sí "algo" para alcanzar el milagro. |
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María y la fe de una mamá |
Hoy te encuentro, mujer cananea, en un pasaje del Evangelio... (San Marcos 7, 24-30) Y me quedo pensando en ti, en tu dolor de madre, en tu búsqueda de caminos para tuhija.
Pasan las horas y siento que sigues estando allí, en mi corazón, tratando de hacerme entender, tratando de explicarme algo... Pero no te entiendo.
Y como mi corazón sabe que cuando no entiende debe buscar a su Maestra del alma, entonces te busco, Madre querida, te busco entre las letras de ese pasaje bíblico que leo y releo una y otra vez.
De pronto mi alma comienza a sentir tu perfumey me voy acercando al lugar de los hechos...
Allí te encuentro, Madrecita, mezclada entre la gente que hablaba de Jesús... me haces señas de que tome tu mano. ¡Qué alivio para el alma tomar tu Mano, Señora Mía!!! ¡¡¡Como se abren caminos santos cuando nos dejamos llevar por ti!!!
Así, aferrada a ti, te sigo hasta muy cerquita de una mujer de triste mirada… Esa mirada que tiene una mamacuando un hijo no esta bien, sea cual sea el problema. Es la cananea. Pasa por aquí, quizás va a buscar agua o comida… Ve la gente que habla y se acerca. Su dolor le pesa en el alma.
- Presta atención, hija, - me susurras dulcemente, Madrecita...
Alguien habla de Jesús, de sus palabras, de sus enseñanzas, de sus milagros... Los ojos de la cananea parecen llenarse de luz.
No alcanzo a divisara quien habla, ni a escuchar lo que dice, pero, en cambio, puedo ver el rostro de la cananea.
- Mira cómo cambia la mirada de ella, Madre- te digo como buscando tu respuesta
- ¿Sabes que es ese brillo que va creciendo en sus ojos? Es la luz de la esperanza. Una esperanza profunda y una fe incipiente que, como lluvia serena en tierra árida, va haciendo florecer su alma. Dime, qué piensas deesto.
- Pues… que me alegro por ella.
- Esta bien hija, que te alegres por ella, pero si te explico esto, es también para que comprendas algo. Te alegras por esa mama, pero nada me has dicho de quien estaba hablando de Jesús.
- No te entiendo, Madre
- Hija ¿Cómo iba a conocer a mi Hijo esa sencilla mujer si esa persona no hubiese hablado de Él? Lee con atención nuevamente el pasaje delEvangelio, "habiendo oído hablar de Él, vino a postrarse a sus pies..." habiendo oído, hija mía, habiendo oído…
Te quedas en silencio, Madre, y abres un espacio para que pueda volver, con mi corazón, a muchos momentos en los que mi hermano tenía necesidad de escuchar acerca de tu Hijo, acerca de ti... y yo les devolví silencio, porque estaba apurada, porque tenía cosas que hacer.
Trato deimaginar, por un momento, como fue aquel "habiendo oído". Cuáles fueron los gestos y el tono de voz de quien habló, cuáles fueron sus palabras y la fuerza profunda de su propia convicción. Cómo la fe que inundaba su corazón se desbordó hacia otros corazones, llegando hasta uno tan sediento como el de la cananea.
¡Bendito sea quien haya estado hablando de tal manera! los Evangelios no recogen sunombre pero sí recogen su fruto, el fruto de una siembra que alcanzó el milagro.
¡Dame, Madre, una fe que desborde mi alma y así, llegue al corazón de mi hermano!
De pronto, veo que la cananea va corriendo a la casa donde Jesús quería permanecer oculto... Tu mirada, Madre, y la de ella se encuentran. Es un dialogo profundo, de Mamá a mamá...
Entonces, con esa fuerza y ese amor que siente elcorazón de una madre, la mujer cananea suplica por su hija. Jesús le pone un obstáculo, pero este no es suficiente para derribar su fe....
Ella implora desde y hasta el fondo de su alma… Todo su ser es una súplica, pero una súplica llena de confianza.
Entonces, María, entonces mi corazón ve el milagro, un milagro que antes no había notado… un milagro que sucede un instante antes de que...
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