Oratoria sobre la familia
Juanita cursaba el tercer grado de secundaria, era muy callada, sus compañeras no le hablaban porque siempre iba sucia, sus zapatos, de tan rotos que estaban, apenas lecubrían los pies, su uniforme todo gastado, pues lo habían usado sus hermanas generaciones antes, su cabello largo, enredado y lleno de orzuela, la piel de sus manos y cara, partida por la resequedad. Parallegar a la escuela caminaba dos horas por esas calles polvorientas y de regreso otra vez.
Al inicio del ciclo escolar repartí diferentes temas de oratoria a los alumnos, quería descubrir las nuevassemillas para cultivar en el difícil arte de la retórica, conciente, de que a todos se les debe dar la oportunidad de participar.
Cuando llegó el turno de Juanita para recoger su tema varios de suscompañeros se rieron: “¡ja, ja, ja, a ella no le de nada maestra, ella nunca habla!”, “¡No la conoce, le dicen la muda!”.
─ ¡Cállense! ─les ordené─ respeten a su compañera, no me gusta que se burlende nadie.
Luego les expliqué en qué consiste la oratoria, cuáles eran las partes de un discurso y otras cosas más.
La siguiente semana hice un sorteo para que pasaran a decir su tema, ninguno de losalumnos, hasta ese momento, daba el énfasis necesario en sus palabras. Llegó el turno de Juanita, se paró enfrente de todos con las manos hacia atrás, con la mano izquierda apretaba fuertemente elpuño derecho, agachada, empezó a decir su tema, no hablaba fuerte, pero cada una de sus palabras hacía que nos estremeciéramos por el sentimiento con el que nos narraba la situación tan miserable, en laque vivía la gente de su pueblo. Al terminar de hablar, sus compañeros le aplaudieron, la felicité, el módulo terminó.
Días después, traté de buscar el momento adecuado para hablar con ella,platicamos atrás de los talleres para que nadie nos molestara, ese lugar de ensayo era llamado simbólicamente: “El auditorio Benito Juárez”, le expliqué, que para hablar frente a un público no debería...
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