Ordalías O Juicios De Dios

I- OBJETO DEL INFORME:
* Profundizar los conocimientos sobre el tema “Ordalías o Juicio de Dios”.

II- ELEMENTO RECIBIDO:
* Información superficial del tema:”Ordalías o Juicio de Dios”.

III- OPERACIONES REALIZADAS:
* De acuerdo con la búsqueda de información se encontró lo siguiente sobre el tema:
LOS JUICIOS DE DIOS
En algún momento hemos visto cual era el rigorempleado contra los delincuentes en la antigüedad, cuya lex talionis (ojo por ojo, diente por diente…) ya estaba contenida en el Código de Hammurabi (hacia 1927 a. de J.C.) y en las Leyes de Manú (siglo XIII a. de J.C.). En estas últimas, por ejemplo, quien levantaba la mano o el bastón contra su superior era condenado a perder su mano. Si escupía sobre un bracmán, se le mutilaban ambos labios. La leydel talión, con sus diversas interpretaciones, caía sobre el delincuente para convertirlo en una piltrafa.
En la Edad Media, en cambio, cuando es posible hablar ya de una criminalística, el rigor queda transferido a la investigación del hecho. Aparecen entonces, los juicios de Dios, procedimientos de un sadismo primitivo, salvaje, destinados a obtener la confesión de los delincuentes. Estosjuicios, como hemos de ver más adelante, se realizaban sobre la base del fuego, el agua y la tierra. Enrojecidos o hirvientes, tales elementos probaban, para el hombre de la Edad Media, la capacidad de resistencia en la que Dios obraba para establecer la culpabilidad del acusado.
1. El caso de Johannes Barcilensis

De los pocos que se conservan de los juicios de Dios, vamos a recordar el deJohannes Barcilensis, acaecido en Inglaterra a fines del siglo XI. Acusado de traición en la milicia, debía someterse a la prueba del fuego para demostrar su inocencia.
Se había fijado un día jueves para llevar a cabo el procedimiento. En los primeros días, como era costumbre, el Barcilensis había ayunado. Lo asistían tres testigos y los concejos permanentes del sacerdote ante el cual debíarealizarse el juicio de Dios.
Sobre el fuego, en el altar, se había colocado una barra de hierro que fue enrojecida paulatinamente mientras se realizaba la misa en presencia de las autoridades eclesiásticas, de los invitados. El Barcilensis tomó la sagrada comunión en compañía de los testigos que lo asistían, y fue conducido a nueve pasos de la piedra bautismal. Allí, firme, desnudo hasta la cintura, conla mirada clavada en Cristo, esperó la decisión del sacerdote. La ceremonia habría de culminar en ese instante.
Los ejecutores del juicio transportaron el fuego y lo colocaron a medio metro del Barcilensis. El hierro, candente ya, comenzaba a enrojecerse y a despedir un olor penetrante, mortífero. El sacerdote. Junto a él, rezo un pasaje del Sermón de la montaña (“Bienaventurados los que sufrenpersecución por causa de la justicia…”) y le dio a beber agua bendita. Después echó el resto sobre las manos extendidas del Barcilensis, y terminó la oración.
El Barcilensis, sin abandonar su postura varonil, tomó el hierro candente con sus dos manos, caminó duramente, sin una queja, hasta el altar. Sus pasos fueron rítmicos, contundentes. Cuando dejó la barra sobre la planchuela, sus dedos y suspalmas humeaban como si lo hubieran sumergido en una hoguera. El sacerdote vendó cada uno de los dedos del Barcilensis. Procedió de la misma manera con sus palmas y muñecas. Luego pronunció las palabras finales del ritual y sello cada una de sus vendas.
Tres días después, con la misma gente en el templo, el sacerdote verificó el vendaje y los sellos que había colocado. Los desprendiócuidadosamente. Las manos del Barcilensis estaban quemadas, llenas de ampollas. Pero no había pústulas ni supuraciones, lo que indicaba que era inocente del cargo de traición que se le imputaba. Y así lo proclamó el sacerdote, porque al no existir la supuración significaba que la sangre era pura y estaba habitada por un espíritu puro sin mancha.

2. Ordalías mayores y menores

La base del juicio de...