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Cada año vemos el drama fotografiado en los medios de comunicación: cráneos de pequeños de siete años tienen el tamaño del de un niño de dos. Niños que dejaron de tener apariencia humana porque su fisonomía se transformó en la de un cadáver viviente. Seres que no son más que calavera y pellejos pero que aún respiran, aunque perdieron su dignidad humana, su fuerza y el brillo de sus ojos.

Esosniños guatemaltecos que abarrotan las portadas de los periódicos y telenoticieros siempre han estado ahí. Son realidades olvidadas que resucitan cada vez que el periodista decide mostrarlas y dar el golpe.

Aceptar vivir con niños, mujeres y hombres desnutridos es una vergüenza nacional, porque la desnutrición destruye el capital humano del país y muestra la indiferencia de un gobierno y unasociedad incapaces de tener empatía con los más pobres.

La desnutrición no sólo afecta al individuo que la sufre, sino que también arrastra a la sociedad entera porque el potencial intelectual de sus pobladores se ve destruido. Las estadísticas colocan a Guatemala como el primer país con mayor desnutrición en el continente, por encima de Honduras o Haití.

El doctor Abel Albino, expertoArgentino en el tema de salud alimentaria explica que “para tener mentes brillantes es necesario asegurar el estímulo a los cerebros de los niños, hay que darles luz. La desnutrición produce daños cerebrales que si no son remediados antes de los 2 años de vida, generan consecuencias negativas irreversibles. En la infancia, el mayor impacto de la desnutrición lo sufre el cerebro, en el que se produciránalteraciones metabólicas y estructurales irreversibles. El cerebro es el órgano que más rápidamente crece, y lo hace a un ritmo de 2 miligramos por minuto durante los primeros meses de vida. Al nacer el ser humano, su cerebro pesa 35 gramos, alcanzando los 900 gramos en 14 meses; lo que equivale al 80 por ciento del peso del cerebro del adulto. Cuando hay desnutrición infantil, no sólo se detieneel crecimiento cerebral, sino que además se produce atrofia del cerebro. De allí que sea fundamental actuar sobre la desnutrición infantil en los primeros años de vida”.

Si queremos visualizar la catástrofe que la nutrición causa en las finanzas de un país, basta ver el estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia(UNICEF), donde detallan que entre 1960 y 2000, medio millón de niños murió por factores asociados a la desnutrición, eso es más de 2 veces la cantidad de personas que murió durante el conflicto armado de Guatemala, que duró 36 años.

El informe agregó que sólo las horas-hombre que no se trabajaron a causa de las muertes asociadas a la desnutrición costaron unos US$1,158 millones en 2004, y ladesventaja comparativa que significó contar con una población menos educada a causa de los elevados índices de repetición y deserción escolar costó US$1,668 millones ese año.  Cuando las estadísticas se traducen en realidades como la que se vive en la aldea de San Yuyo, Jalapa, el tema golpea. Un reportaje de la periodista Claudia Palma cuenta la trágica historia de 23 pequeños hacinados en primergrado B de la escuela de San Yuyo. “Ninguno sabe leer, repiten –algunos por tercera vez– el primer grado de primaria. Todos son desnutridos y el tamaño del cráneo de la mayoría no rebasa la talla del de un niño de dos años”.

Estos niños guatemaltecos son insuficientemente atendidos por tres malogrados sistemas: el Educativo que no garantiza ni su educación ni su alimentación dentro de la escuela,el de Salud Pública y menos aún el de Seguridad Alimentaria.
Según la comparación que hace Unicef en el documento “Estado Mundial de la Infancia 2010”, Guatemala se disputa el tercer lugar en desnutrición crónica a nivel mundial. Compite con otro país llamado Timor Oriental, en el sudeste del Asia; ambos registran que, en promedio nacional, 54 de cada cien niños padecen retardo de crecimiento....