origen del nazismo y el tratado de sion
Serguei Nilus
Si tuviéramos que encontrar un antecedente remoto habríaque buscarlo en el jesuita francés Agustín Barruel, Canonigo de la catedral de París, escribió una demoledora obra titulada Memorias sobre el jacobinismo en la que sostenía que una serie de sociedadessecretas como los lluminati y la francmasonería eran quienes dirigían en secreto la revolución. A pesar de ser el tatarabuelo de la conjura judeomasánica que tanto entusiasmaba al general Franco, elabate Barruel no mencionaba expresamente a los judíos en su obra.
Estos entrarían a formar parte de la teoría de la conspiración pergeñada por Barruel a partir de una carta que éste recibe en 1806firmada por un tal J. B. Simonini, un oficial retirado del ejército que en esos momentos residía en Florencia. Todavía hoy ni siquiera tenemos constancia de la existencia de este Simonini, que bien pudoser un vehículo utilizado por Barruel para expresar sus propias paranoias. Simonini advertía a Barruel de la existencia de una diabólica secta judía que constituía “el más formidable poder, si unoconsidera la gran riqueza y la protección de que disfruta en casi todos los paises europeos”; El relato de Simonini adquiere tintes novelescos cuando nos cuenta cómo descubrió la conspiración...
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