pa que se cabe la vaian
on Martes, 14 Enero 2014. Posted in Artículos, Liberalismo, William Ospina, Edición 25, Cultura colombiana, Colonialismo, Nacional, Edwin Cruz
25 EdwinParece muy tímido un futuro deseado, por no llamarlo una utopía, basado en la afirmación de un liberalismo y una modernidad “verdaderos” en contra de la simulación que de ellos ha hecho la oligarquía.Los retos del mundo contemporáneo, en particular la necesidad de reformular nuestra relación con la otredad y la diversidad, cuestión crucial en un país en guerra como Colombia, así como con la naturaleza, evidencian los límites de ese horizonte normativo.
Edwin Cruz
Fuente: www.las2orillas.co
A lo largo de sus 237 páginas, el más reciente ensayo del escritor colombiano William Ospinaconstruye una abigarrada representación de la historia del país, en la que se entretejen la crítica literaria y cultural, la historia política y social, en una particular interpretación. Ese trasegar por nuestro pasado aporta diversos elementos para la comprensión de la Colombia actual, sus problemas y sus alternativas.
El argumento central del texto, salpimentado con originales lecturas deacontecimientos nodales de nuestra historia y con un persistente afán por hacer justicia a los héroes y heroínas olvidados, está referido al problema de la identidad o, como lo denomina Ospina, la “conciencia de sí”. A su juicio, Colombia no ha podido reconocerse y proyectarse al mundo como lo que realmente es, no se ha reconocido a sí misma, puesto que la “dirigencia” de “las bayonetas y las sotanas”,heredera de los privilegios desde la Colonia, ha invisibilizado sus pueblos y su cultura no menos que su territorio y su naturaleza, construyendo un relato nacional basado en todo tipo de exclusiones, y simulando un liberalismo y una modernidad que sólo formalmente han afectado la realidad.
Para el escritor tolimense, tal problema está ligado a la persistencia del colonialismo, porque una de sus“herencias más crueles” es impedir que las colonias dejen “asomar sus rasgos verdaderos”. Sin embargo, esta cuestión está mucho más presente en Colombia que en otros países de América Latina, como México, que han podido construir una conciencia de sí en diálogo con la modernidad. “[L]as naciones de América Latina –dice- sólo se han hecho visibles para el mundo cuando fueron capaces de mostrar suverdadero rostro, su compleja originalidad” (p. 9). En cambio, la historia colombiana deja ver un terco y constante desprecio de las élites hacia el pueblo, sus expresiones culturales y sus costumbres (p. 30), que se traduce en una vergüenza de sí mismos (p. 31), en una incapacidad para aceptar la realidad y en un afán por imitar acríticamente o simular aquello que consideran moderno.
Siguiendo aOspina, en el centro de ese problema está la invisibilización de la realidad del país, el encubrimiento de su diversidad geográfica, ambiental, cultural y étnica, por parte de la minoritaria élite que gobierna hace dos siglos. Una invisibilización que está detrás de la endémica violencia: “Todo un mundo pugnaba desde el comienzo por salir a la luz, por mostrar su originalidad, pero un discurso cerradode inautenticidad y de opresión, el desprecio de sí mismo convertido en doctrina, arrastró primero a Colombia a la locura y al horror, antes de que aprendiéramos a escuchar el rumor de todas nuestras tradiciones, antes de aprender que ninguna enseñanza es más sabia que aquellas viejas palabras de Píndaro: “Llega a ser el que eres” (p. 65).
Ospina demuestra con suficiencia que, frente a eseviolento empeño por invisibilizar y excluir, fue el arte, la literatura, la poesía, la música y, pese a la represión, los movimientos populares, los que se encargaron, desde abajo y a contracorriente por supuesto, de ir descubriendo lo que las élites se esforzaban en ocultar, reconocer y dignificar. No obstante, por la fuerza se impondría un “relato de nación” excluyente que reproduce el discurso...
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