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Jacobo y Guillermo Grimm
La danza de las doce princesas
Érase una vez un rey que tenía doce hijas, a cual más hermosa. Dormían todas juntas en una misma sala, con las camas alineadas, y por la noche, a la hora de acostarse, el rey cerraba la puerta con llave y echaba el cerrojo. Mas por la mañana, al abrir de nuevo el aposento, advertía que todos los zapatos estabanestropeados de tanto bailar, sin que nadie pudiese poner en claro el misterio. Al fin, el rey mandó a pregonar que quien descubriese dónde iban a bailar sus hijas por la noche podría elegir a una por esposa, y a la muerte del monarca heredaría el trono; pero con la condición de que quien se ofreciese perdería la vida si al cabo de tres días con sus noches no hubiese esclarecido el caso.
Al poco tiempopresentóse un príncipe, que se declaró dispuesto a intentar la empresa. Fue bien recibido, y al llegar la noche se lo condujo a una habitación contigua al dormitorio de las princesas. Pusiéronle allí la cama. Él debía averiguar adónde se iban ellas a bailar; para que no pudiesen hacerlo en secreto o escaparse a otro lugar dejaron abierta la puerta de la sala. Mas al príncipe le pareció que teníaplomo en los ojos y se quedó dormido; cuando se despertó por la mañana, encontróse con que las doce habían ido al baile, pues todas tenían agujereadas las suelas de los zapatos. Lo mismo se repitió la segunda noche y la tercera, por lo cual el príncipe fue decapitado sin compasión. Después de él vinieron muchos dispuestos a tentar la suerte, y todos dejaron la vida en la empresa.
En esto, un pobresoldado que habiendo recibido una herida no podía seguir en el servicio, acertó a pasar por las enmendaciones de la ciudad donde aquel rey vivía. Topóse con una vieja, que le preguntó adónde iba.
-Ni yo mismo lo sé- respondióle él, y en broma añadió:-Me entran ganas de averiguar dónde se desgastan los zapatos bailando las hijas del rey. Así, un día podría subir al trono.
-Pues no es tan difícil-replicó la vieja-. Para ello, basta con que no bebas el vino que te servirán por la noche y simules que estás dormido.- Luego, dándole una pequeña capa, le dijo:-Cuando te la pongas, quedarás invisible y podrás seguir a las doce muchachas.
Con aquellas instrucciones, el soldado se tomó en serio la cosa y, cobrando ánimos, presentóse al rey como pretendiente. Recibiéronle con las mismas atenciones quea los demás y le dieron vestidos principesos. A la hora de acostarse lo condujeron a la antesala de costumbre, y cuando ya se dispuso a meterse en la cama entró la princesa mayor a ofrecerle un vaso de vino. Pero él se había atado una esponja bajo la barbilla y echando en ella el líquido no se tragó ni una gota. Acostóse luego y al cabo de un rato se puso a roncar, como si durmiese profundamente.Al oírlo, las princesas soltaron la carcajada, y la mayor exclamó:
-He aquí otro que podría haberse ahorrado la muerte.
Se levantaron. Abrieron armarios, arcas y cajones y sacaron de ellos magníficos vestidos; mientras se ataviaban y acicalaban ante el espejo saltaban de alegría pensando en el baile.
Sólo la más joven dijo:
-No sé. Vosotras estáis muy contentas, y yo, en cambio, siento unaimpresión rara. Presiento que nos ocurrirá una desgracia.
-Eres una boba-replicó la mayor-. Siempre tienes miedo. ¿Olvidaste ya cuántos príncipes han tratado en vano de descubrirnos? A este soldado ni siquiera hacía falta darle narcótico. No se habría despertado el muy zopenco.
Cuando todas estuvieron listas salieron a echar una mirada al mozo; pero éste mantenía los ojos cerrados y permaneció inmóvil,por lo que ellas se creyeron seguras. Entonces la mayor se acercó a su cama y le dio unos golpes. Inmediatamente el mueble empezó a hundirse en el suelo y todas pasaron por aquella abertura, una tras otra guiadas por la mayor. El soldado, que lo había visto todo, sin titubear se puso su capa y bajó también detrás de la menor. A mitad de la escalera le pisó ligeramente el vestido, por lo cual la...
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