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Recientemente se celebró en Barcelona un encuentro cuyo objetivo era propiciar un debate en torno a las relaciones entrepsicología de la educación y didácticas específicas. No es el objetivo de este artículo entrar en dicha temática, pero sí que quisiéramos referirnos brevemente a uno de los aspectos que estuvo presenteen ponencias y debates, y que está en relación con el significado y alcance del término constructivismo. En dicho seminario se puso de manifiesto que la asunción de la concepción constructivista erauna tendencia compartida por psicólogos de la educación y didactas. Tanto en las ponencias como en los debates, ambos colectivos dieron por asumido el constructivismo como marco de referencia de suspropuestas. Sin embargo, a lo largo del seminario también se pusieron de manifiesto dos hechos:
- Que entre los asistentes se detectaba una cierta desconfianza o cansancio ante el término. No porqueno se asumiera el constructivismo como marco teórico de referencia, sino porque la diversidadde enfoques y propuestas que se autodefinen como constructivistas hacen que el constructivismo cumpla unacierta función de comodín dentro del cual cabe casi todo. De ahí que frases como: ”Decir constructivismo es como no decir nada”; “Y ahora que todos somos constructivistas ¿qué?”; “Pero, ¿de quéconstructivismo se habla?... porque parece que hay muchos constructivismos.”;“Piaget, ¿era o no era constructivista?”; “No hay que hablar tanto de constructivismo, sino de propuestas concretas paramejorar la práctica en el aula”, etc., empiecen a oírse cada vez con mayor frecuencia.
Desde luego, excede a las posibilidades e intenciones de este artículo ofrecer una explicación exhaustiva sobre las...
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