PAPACHI DE MI CORAZON

PAPACHI DE MI CORAZÓN
Eran gritos de dolor los que se escuchaban al interior de una humilde casa en la sierra de Ancash, y una rápida atención era la que necesitaba la señora Hermelinda Huerta, quetendría pronto ya a sus gemelitas. Estaban por nacer. “Papachi” era el apodo que recibía mi abuelito materno Eustaquio Aguirre. De buen porte, una barba poco prominente, no solo grande de corazón, ysiempre muy respetado por la gente de su entorno. Era el más buscado partero del lugar por donde vivía, Huáchis, en el mismo departamento; hasta había sus paisanos de distintos pueblos aledaños quienesrequerían de su ayuda que él gustosamente se la brindaba. Un día de verano cerca de las siete de la mañana, una pequeña bebita de llanto fuerte era quien iluminaba la casa de la familia Huerta, gransorpresa fue la que se llevaron todos al saber que la pequeña que faltaba aún, estuvo sin vida, Papachi junto a la abuela les contaban a sus hijos lo que sucedía durante la labor, y finalizaba elrelato diciendo: “Dios sabe el porqué de las cosas”. La tristeza no solo quedó ahí, ya que al ser un parto complicado, la madre tuvo problemas lumbares que le impidieron una óptima movilización de susmiembros inferiores. ¡Se quedó sin sentir las piernas de la rodilla hacia abajo¡… Prácticamente inválida.
El amor no se le fue ajeno, porque siempre ha sido un hombre elegante, de buen vestir, pero apesar de todo ello, la humildad siempre la tenía por delante. Tanto fue el cariño que le tenían en casa que llego a recibir muchas tierras, en varios lugares próximos de donde él vivía. Al llegar aser prácticamente como un ascendado, las propuestas de madres que quieren casar a sus hijas no se hicieron de esperar, sin embargo se llegó a enamorar de una de ellas cuyo nombre era Virginia, llegandoasí a casarse a los 28 años con la mujer que a futuro llegaría a ser mi abuela. Gustoso siempre de disfrutar y participar de las fiestas realizadas en los pueblos de donde era invitado; la buena...