Para Hombre Ya Estoy Yo
En el texto la autora explica que hayclientas que se sienten “fundadoras” del bar. Ellas tienen una autoridad especial en el bar y se sientan en el centro, el lugar más privilegiado y codiciado entre la clientela. Lacombe dice: “Sería factible graficar la estructura en círculos concéntricos, con un núcleo duro en el centro. Ese centro tiene visos de inquebrantabilidad, al menos en lo que respeta a la permanencia dentro del lugar y laespacialidad, sobre las cuales tiene el poder y la autoridad para esparcirse. Los aros suponen los diferentes grupos de lugar, cuya estabilidad es directamente proporcional a la distancia del núcleo. Ambas, estabilidad y distancia, varían de acuerdo a determinadas características: antigüedad, frecuencia, lugar de procedencia, tipo y grado de relación (nivel de intimidad) que tenga con losintegrantes del núcleo duro.” (2006:33)
Vale aclarar que las clientas actúan de forma que hacen que se respeten algunos principios básicos; de tal manera que parecería que funcionan como una aristocracia que mantiene el orden dentro del espacio. Lacombe con respecto a esto dice: “Si bien parecería que cualquier persona puede volverse cliente del Flór do André, (…) con el requisito de tomar el lugarcomo punto de encuentro y asistir muy asiduamente. Pero en la práctica las cosas no son tan simples. Establecerse (convertirse en cliente) implica los pre-requisitos de ser mujer, gustar de mujeres y respetar ciertas reglas implícitas como no mirar (menos aún conversar) con la mujer/ex mujer/huesito/fato o que esté en la mira de otra antes, sobre todo si esa “otra” es más antigua en el lugar”(2006:33)
Frente a esta construcción de una otra, se podría establecer una dicotomía “dentro” y “fuera” que corresponde a la antigüedad/novedad de la persona en el bar. Con diferentes grados de inclusión/exclusión siendo básicamente las clientas más antiguas las que más pertenecen. Elias (en Lacombe, 2006) establece las categorías de establecidas y outsiders con diferentes niveles de inclusión yexclusión entendiéndose como establecidas en el caso de la etnogrfía de Lacombe, las clientas más antiguas.
La autora observa que generalmente existen outsiders potenciales: travestis y hombres muy afeminados (denominados en nuestro país como “locas”). Esta regla es tácita y no proviene del dueño, sino del comportamiento de algunas de las clientas: nunca a través de agresiones verbales o físicas,sino a través de miradas, charlas a la forma de chismerío o la simple ignorancia. Tampoco es bien recibido el hombre que seduce o que trata de tocar a alguna mujer del lugar.
Los hombres son la minoría y se sientan hacia la periferia, es decir, a los costados. Ellos sueles ser muy callados y aislados de ellas. Son amigos para ellas y no les es permitido ningún tipo de cercanía seductora.Parecería que, muchas veces, como castigo frente a esa situación, se los ordena y limita a que sirvan el alcohol a los vasos de las mujeres.
Tomando en cuenta el aporte de las teorías neomarxistas en antropología, se podría hacer un paralelo de la situación de poder y lugar donde sentarse. La “autoridad” sentada en el centro parecería responder a un núcleo de poder, cuyo centro son las mesas máscodiciadas del lugar, generalmente ocupadas por aquellas que poseen una autoridad y un respeto indiscutible en la apropiación del lugar. Ellas, al ser escuchadas y tomadas tan en cuenta dominan hegemónicamente el bar mientras que los nuevos o minorías si quieren permanecer, tienen que ceder a las reglas del lugar.
Si bien no existen relaciones de producción, lo importante a destacar es que hay un...
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