Para Ivan

Prólogo
Año 2.326 del calendario de Athalante
“El Viejo Mundo está poblado por seres de diversas razas y especies y, a pesar de sus diferencias, la paz siempre ha reinado en este continente por encima de soberanos, príncipes y monarcas. Es un lugar en el que se puede vivir sin miedos, aunque una vez una sombra se cruzase en su camino. Sin embargo, de eso hace ya muchos años y la gente haaprendido a olvidarlo.

Athalante, nuestro planeta, está formado por siete continentes, todos ellos rodeados de mares. Algunos de estos océanos profundos son cristalinos y calmos como estanques, pero otros, por el contrario, son sombríos y bravos. Todos ellos, en mayor o menor medida, están habitados, bien por criaturas, bien por civilizaciones que algunos ya no recordamos.
La tierra, por su parte,también está colmada de vida, de vegetación y de seres extraordinarios con dones que a los humanos les costaría llegar a imaginar. Pero concretamente el continente del Viejo Mundo, es el de mayor diversidad.

En el mismo centro del Viejo Mundo, pero a la vez completamente retirado de todo, existe un pequeño reino submarino del que no se sabe con certeza si comunica, de alguna manera, con elresto de los mares que rodean el continente. En él, habitan los siphris.
Los siphris son una raza extraña, quizá de las más raras que se puedan encontrar el Viejo Mundo de Athalante, y antigua como los símbolos arcanos que aún se localizan en nuestro planeta primigenio. Nacieron de la Tierra, seres creados para adaptarse a un mundo hostil y despreocupado de las criaturas que lo habitaban, pero lossiphris supieron sacar provecho de todo cuanto les rodeaba.
Son Místicos desde tiempos ancestrales, algunos de ellos convertidos en grandes chamanes por los que parece no pasar el tiempo, pero como toda civilización, y como todo ser racional y empático, tienen sus sentimientos y se les puede ver disfrutar en compañía de los suyos.

Abrazan al extranjero como a uno más, aunque su hábitat no sueleser compatible con la forma de vida de muchas razas. Sin embargo, han logrado que algunos humanos, y otros seres incapaces de respirar en un medio acuático, sobrevivan durante días en sus dominios.
Disfrutan de los pequeños placeres de la vida, de los festejos, que en su calendario se cuentan a cientos, y de comidas delicadas colmadas de manjares marinos y dulces bebidas, aunque en ocasionesestas celebraciones se llevan a cabo en las orillas de su reino, con el fin de mantener las buenas relaciones con los otros territorios.
Los siphris están adaptados a vivir entre dos mundos, manteniendo así la pa

La puerta de la cabaña se abre de golpe y la pluma se me escurre de los dedos. La tinta se me desparrama emborronando la última palabra que estaba escribiendo.
- ¡Paz, paz, queríaescribir paz! ¡Justo lo que no se puede tener aquí! – protesto mientras limpio la tinta derramada con un trozo de pergamino arrugado. Tal vez, con suerte, no tenga que volver a escribir todo de nuevo.
- Y ya en ningún lugar de este continente, viejo amigo. Ni siquiera en el Reino de Saphyr habrá paz – señala el hombre que acababa de entrar en la cabaña. Pese a las ropas de viaje no puede esconder suporte noble. Al parecer se ha propuesto partir de inmediato a algún lugar lejano.
- ¿De qué estáis hablando, Majestad? – pregunto dejando la pluma sobre la mesa y observando al recién llagado.
- Boen, dejemos los formalismos, nos conocemos desde hace tiempo y necesito de vuestros servicios una vez más – el tono de su voz es tan urgente como el contenido de sus palabras.
- Está bien Alvar, ¿dequé se trata esta vez?
- Ella ha vuelto, ha regresado de las sombras, se extiende en el norte como una nube negra y lo va envolviendo todo a su paso. Ya han caído los Reinos Olvidados y también el Bosque de Esmerl, la guerra se acerca Boen y tanto Doria como yo pretendemos hacerle frente.
- ¡¿Hacerle frente?! – creo que mi voz contiene menos terror del que realmente siento – ¿Os habéis vuelto...