Parabola del hijo prodigo
En la parábola del hijo pródigo no se utiliza, ni siquiera una sola vez, eltérmino justicia; como tampoco, en el texto original, se usa la palabra misericordia; sin embargo, la relación de la justicia con el amor, que se manifiesta como misericordia está inscrito con granprecisión en el contenido de la parábola evangélica. Se hace más obvio que el amor se transforma en misericordia, cuando hay que superar la norma precisa de la justicia: precisa y a veces demasiadoestrecha. El hijo pródigo, consumadas las riquezas recibidas de su padre, merece -a su vuelta- ganarse la vida trabajando como jornalero en la casa paterna y eventualmente conseguir poco a poco una ciertaprovisión de bienes materiales; pero quizá nunca en tanta cantidad como había malgastado. Tales serían las exigencias del orden de la justicia; tanto más cuanto que aquel hijo no sólo había disipado laparte de patrimonio que le correspondía, sino que además había tocado en lo más vivo y había ofendido a su padre con su conducta. Esta, que a su juicio le había desposeído de la dignidad filial, nopodía ser indiferente a su padre; debía hacerle sufrir y en algún modo incluso implicarlo. Pero en fin de cuentas se trataba del propio hijo y tal relación no podía ser alienada, ni destruida por ningúncomportamiento. El hijo pródigo era consciente de ello y es precisamente tal conciencia lo que le muestra con claridad la dignidad perdida y lo que le hace valorar con rectitud el puesto que podíacorresponderle aún en casa de su padre.
Esta imagen concreta del estado de ánimo del hijo pródigo nos permite comprender con exactitud en qué consiste la misericordia divina. No hay lugar a dudas de queen esa analogía sencilla pero penetrante la figura del progenitor nos revela a Dios como Padre. El comportamiento del padre de la parábola, su modo de obrar que pone de manifiesto su actitud...
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