PARABOLAS DE LIDERAZGO
PARÁBOLAS DE LIDERAZGO
Por W. Chan Kim y Renée A.
Mauborgne. *
Durante muchos años los estudiosos de la administración han
tratado de entender por qué las estrategias funcionan en unas
empresas y en otras no. Casi siempre, la respuesta es la
misma: Hay o no hay LIDERAZGO (habilidad de inspirar
seguridad y apoyo entre hombres y mujeres de quienes depende la idoneidad y el buen desempeño de una empresa o
un área). Mientras para nosotros es fácil reconocer a un líder
en donde quiera que lo encontremos, nunca ha sido fácil
responder a la pregunta: ¿Qué es un líder? La esencia del
liderazgo no puede ser reducida a una serie de atributos
personales ni limitarse a un grupo particular de funciones y
actividades.
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Describir a un líder es como el reto de detallar un tazón: podríamos describirlo en los términos de la arcilla con la
que fue fabricado. Una descripción más exacta tiene que incluir la hendidura del tazón, es decir, el espacio oculto
que define su forma y capacidad.
Hemos buscado las formas de capturar el espacio oculto del liderazgo. Entre más se extendía esta investigación,
más hablábamos sobre las lecturas que uno de nosotros había oído cuando joven en los templos de Kyung Nam,
en Corea. Estas lecturas eran escritas por maestros orientales que enseñaban la sabiduría de la vida a través de
parábolas, y que nos dieron una idea fresca sobre la esencia del liderazgo. Ellas nos proporcionaron la inspiración y las ideas que necesitábamos para crear parábolas que pudieran capturar el espacio oculto del liderazgo.
Las siguientes parábolas muestras las cualidades esenciales del liderazgo y las cualidades que definen a un líder:
HABILIDAD PARA ESCUCHAR LO QUE SE DICE Y LO QUE NO SE DICE
HUMILDAD
COMPROMISO
VALOR PARA MIRAR LA REALIDAD DESDE MUCHOS PUNTOS
HABILIDAD PARA CREAR UNA ORGANIZACIÓN O UN EQUIPO QUE ACENTÚE FORTALEZAS DE CADA UNO
DE SUS MIEMBROS
Estas parábolas brindan la oportunidad de reflexionar sobre la esencia del liderazgo, así como en el desempeño
laboral y hasta en la vida personal y familiar de cada uno.
*W. Chan Kim es profesor de Estrategias y Gerencia Internacional y Renée A.Mauborgne es investigador asociado de
Administración y Negocios Internacionales en el Instituto Europeo de Administración de Negocios (INSEAD),
Fontainebleau, Francia.
EL SO NIDO DELA SELVA
Hace muchos, muchos años, en el siglo III D.C., el rey Ts’ao envió al templo a su hijo, el príncipe T’ai, a estudiar
con el gran maestro Pan Ku. Como el príncipe T’ai iba a suceder a su padre en el trono, Pan Ku debía enseñar al
joven los principios básicos para ser un buen gobernante. Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo envió solo a la selva Ming‐Li. Después de un año el príncipe debería regresar y describir el sonido de la selva.
Cuando T’ai regresó, Pan Ku le pidió que describiera todo lo que había escuchado. “Maestro”, respondió el
príncipe, “pude escuchar a los pájaros cantar, a las hojas crujir, a los colibríes gorjear, a los grillos chirriar, a las abejas zumbar y al viento susurrar y gritar.” Cuando el príncipe terminó, el maestro le dijo que se devolviera a la
selva para que escuchara más y más puesto que había escuchado poco. El príncipe quedó desconcertado con la
petición del maestro. ¿Acaso no había descubierto ya todos los sonidos?
Día y noche sin descanso el joven príncipe se sentó en la selva a escuchar. Una mañana, mientras se encontraba
silencioso entre los árboles, comenzó a identificar sonidos débiles diferentes a aquellos que había escuchado
antes. Entre más los escuchaba, más claros eran. Un sentimiento de claridad lo envolvió. “Estos deben ser los
sonidos que el maestro quiere que yo discierna”, pensó.
Cuando el príncipe T’ai regresó al templo, el maestro le preguntó qué más ...
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