Parador Santillana

Santillana y el Despertar de los Sentidos

SANTILLANA DELMAR
Y sus Paradores

"En los orbes de la realidad y la ficción, en el mundo de los hechos y en el de la fábula, en los faustos de la vida y de la fantasía, vive Santillana, merced a dos caracteres diversos: real el uno, imaginado el otro, pero dotados ambos por la naturaleza y el imperio de aquella energía vital, persistente, que curade la muerte y preserva del olvido: el Marqués y Gil Blas".
Costas y Montañas. Amós de Escalante. 1871

antillana es todavía mucho más; casi tanto como se quiera que sea o como cada uno se atreva a desear. Jean Paul Sartre la quiso definir como “el pueblo más bello de España”. Y Unamuno dijo de ella que “es una villa envuelta en un prestigio literario...”

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Y es que contar Santillana estarea difícil y complicada. Santillana se siente. Santillana se ve, se huele, se palpa, se gusta, se escucha. Santillana se piensa, se desea y se percibe: Santillana se vive. Se vive sin tiempo. Porque el tiempo en Santillana no existe. Quizá nunca existiera. Quizá por ello Santillana nunca existió. Quizá por ello Santillana sólo exista en el mundo sensorial del viajero. Del viajero sigiloso, capazde oir el silencio, oler el viento y divisar el mar en un lugar de montaña. El lugar de las tres mentiras. "No es santa, llana ni tiene mar". El lugar donde "Santa Iliana vino del mar" y dió nombre a la villa. Las reliquias de Santa Juliana, mártir de Bitinia en tiempos de Diocleciano, generaron posiblemente la construcción de una pequeña iglesia que se elevó en el lugar conocido entonces comoPlanes. Una zona que, por la aparición de cerámica y restos arqueológicos, ya estuvo habitada desde el siglo I de nuestra Era por un asentamiento romano. Es en el siglo IX cuando en estas tierras, dominadas por la monarquía asturiana, enfrentada a los ejércitos árabes, se comprueba la necesidad de repoblar los campos. Campos favorecidos y protegidos por la autoridad vigente. Política y religiónentremezcladas en la creación de monasterios. El de Santa Juliana. Un siglo más tarde, con la protección de los Condes de Castilla - García Fernández y la Condesa Aba-, el monasterio va tomando impulso. Los abades Ermenegildus, Alvaro y Sonna aparecen en los cartularios fechados en el 930. Otro abad, Indulfo, "hace donación de sus bienes a Dios y a la iglesia de Santa Juliana", cincuenta años mástarde. Tiempos de expansión religiosa y protección real. En 1045, Fernando I "concede viñas, sernas y molinos" en las proximidades de Castro Jeriz. El edificio asturiano o mozárabe primitivo, da paso a la construcción de una gran iglesia románica. La conversión de monasterio a colegiata -sucedido según Josué en 1107- refuerza la posición de poder del Abad, que llega incluso a redactar el Fuero deSantillana, promulgado y concedido por Alfonso VIII, que nombra al Abad "verdadero señor de la villa". Poder religioso y civil -a cargo del merino, delegado del rey con la función principal de la defensa de la villa-, comienza a generar, en su convivencia, tensión. La nobleza emergente se llega a enfrentar a la administración establecida, nobleza denominada por el rey Alfonso X "infanzonesmontañeses". Lejos de solución, los siglos posteriores acrecientan las dificultades en esta relación. Son las llamadas luchas de

SANTILLANA Y SU PARADOR

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banderías entre los Manriques y los Mendozas. Gonzalo Ruiz de la Vega, primero; Leonor de la Vega, después, e Iñigo López de Mendoza -poeta autor de "Las Serranillas"- por fin, aupan a la familia Mendoza hasta el Marquesado de Santillana, otorgadopor el Rey Juan II. Hasta 1560, Santillana, los Mendoza civiles y religiosos, nombrados abades de la Colegiata directamente, son la misma cosa. A partir de ese momento, la fuerza emergente de la clase nobiliaria desbancará, definitivamente, el poder del antiguo monasterio. La población pasa a depender del Corregidor de las Cuatro Villas de la Corte durante el gobierno centralista de los...