Paraguay
Páginas: 10 (2266 palabras)
Publicado: 18 de abril de 2012
EL AUTOR NOS ARROJA EL LIBRO A LA CARA, COMO UN DESAFIO, COMO UNA PROVOCACION"
Presentación de Paraguay: ¿un paraíso perdido?
En 1970, un título sugerente ocupó los estantes de las librerías de Asunción: Paraguay, año 2000.
La obra, con la firma de Henry Ceuppens, era una temeraria incursión en los dominios de la futurología. Sobre la base de algunas variables fundamentales, pintabalo que sería el Paraguay en las puertas del 3° milenio.
El análisis describía un futuro ominoso (abominable), SI es que NO se tomaban algunas medidas correctivas, aconsejadas por la ciencia y el patriotismo.
La obra levantó discusiones, críticas y comentarios en todos los tonos. Con el tiempo, se fue apagando el eco de tanta bulla. Después, el autor abandonó el oficio de la sombría profetisaCasandra, que anunció la caída y el incendio de Troya en manos de los aqueos.
El antes y el ahora
En 1970, año de aquella publicación, el Paraguay era un país predominantemente rural. La población era bastante menos de la mitad de la que tenemos actualmente: 2,5 millones de personas.
Hoy nos acercamos a los 6 millones. El Gran Asunción tenía alrededor de 600 mil habitantes, más bienconcentrados en la capital.
Hoy tiene 2,332 millones: casi 4 veces más. Salvo Asunción, no había otras ciudades importantes.
En 1968 había comenzado a generar energía la 1ª turbina de Acaray I, con 45.000 kilovatios de potencia. Era, en aquel momento, un verdadero torrente de energía, que ofrecía promisorias perspectivas. El comienzo de la construcción de Itaipú tardaría 4 años más. Y conél, una serie de cambios radicales en las estructuras de la nación.
En 1970, las perspectivas económicas eran razonablemente positivas.
En 1968, la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos había extraído al Paraguay del club de los países subdesarrollados, porque el ingreso per cápita ya superaba los 1400 dólares. Todavía había grandes extensiones de monte, y la madera parecíaun producto inagotable. Parecía que se aproximaban los tiempos de bonanza.
Gobernaba el país, con mano muy dura, el general Alfredo Stroessner. Para aquel momento, estaba consolidado políticamente. Había logrado domesticar, tras sucesivas purgas (eliminación), al Partido Colorado y a las Fuerzas Armadas. Los jefes del partido competían entre sí para definir quién iba a lamerle los zapatos conmayor entusiasmo.
La oposición, después de sucesivas intentonas golpistas, una más alocada que la otra, había quedado profundamente debilitada. Los directorios políticos eran cáscaras vacías, desconectadas del pueblo y de la realidad. Esto era posible, entre otras cosas, porque una sostenida represión había convertido al ejercicio de la política en una actividad sujeta a imprevisibles riesgoscontra la vida, la integridad física. O, cuanto menos, al bienestar personal.
Fin de la prosperidad
Pero después, la prosperidad comenzó a disminuir. La última década del gobierno de Stroessner padeció un sostenido debilitamiento de la economía, jaqueada, entre otras cosas, por una serie de calamidades naturales. A ello se sumó una profunda crisis interna dentro del partido oficialista, quedejó fuera del gobierno a su conducción tradicional. Separada bruscamente del poder, esta comenzó a conspirar con explosivo frenesí. Así se llegó al golpe del 2 de febrero de 1989.
La democracia llegó de pronto, inesperadamente, alumbrada por el cálido resplandor de la esperanza. Parecía que nos aguardaban días brillantes. Y que la recuperación de las libertades fundamentales iba a ser elcimiento del desarrollo económico y del bienestar del pueblo. Comenzó entonces un proceso complejo y conflictivo, que recién ahora puede ser avizorado con la perspectiva que impone el paso del tiempo. Ese es el punto de partida de esta obra.
El inquietante ahora
Situándose en nuestro desconcertante presente, Henry Ceuppens retoma el escalpelo abandonado en 1970 y lo hunde, no ya no el...
Presentación de Paraguay: ¿un paraíso perdido?
En 1970, un título sugerente ocupó los estantes de las librerías de Asunción: Paraguay, año 2000.
La obra, con la firma de Henry Ceuppens, era una temeraria incursión en los dominios de la futurología. Sobre la base de algunas variables fundamentales, pintabalo que sería el Paraguay en las puertas del 3° milenio.
El análisis describía un futuro ominoso (abominable), SI es que NO se tomaban algunas medidas correctivas, aconsejadas por la ciencia y el patriotismo.
La obra levantó discusiones, críticas y comentarios en todos los tonos. Con el tiempo, se fue apagando el eco de tanta bulla. Después, el autor abandonó el oficio de la sombría profetisaCasandra, que anunció la caída y el incendio de Troya en manos de los aqueos.
El antes y el ahora
En 1970, año de aquella publicación, el Paraguay era un país predominantemente rural. La población era bastante menos de la mitad de la que tenemos actualmente: 2,5 millones de personas.
Hoy nos acercamos a los 6 millones. El Gran Asunción tenía alrededor de 600 mil habitantes, más bienconcentrados en la capital.
Hoy tiene 2,332 millones: casi 4 veces más. Salvo Asunción, no había otras ciudades importantes.
En 1968 había comenzado a generar energía la 1ª turbina de Acaray I, con 45.000 kilovatios de potencia. Era, en aquel momento, un verdadero torrente de energía, que ofrecía promisorias perspectivas. El comienzo de la construcción de Itaipú tardaría 4 años más. Y conél, una serie de cambios radicales en las estructuras de la nación.
En 1970, las perspectivas económicas eran razonablemente positivas.
En 1968, la Agencia Internacional de Desarrollo de los Estados Unidos había extraído al Paraguay del club de los países subdesarrollados, porque el ingreso per cápita ya superaba los 1400 dólares. Todavía había grandes extensiones de monte, y la madera parecíaun producto inagotable. Parecía que se aproximaban los tiempos de bonanza.
Gobernaba el país, con mano muy dura, el general Alfredo Stroessner. Para aquel momento, estaba consolidado políticamente. Había logrado domesticar, tras sucesivas purgas (eliminación), al Partido Colorado y a las Fuerzas Armadas. Los jefes del partido competían entre sí para definir quién iba a lamerle los zapatos conmayor entusiasmo.
La oposición, después de sucesivas intentonas golpistas, una más alocada que la otra, había quedado profundamente debilitada. Los directorios políticos eran cáscaras vacías, desconectadas del pueblo y de la realidad. Esto era posible, entre otras cosas, porque una sostenida represión había convertido al ejercicio de la política en una actividad sujeta a imprevisibles riesgoscontra la vida, la integridad física. O, cuanto menos, al bienestar personal.
Fin de la prosperidad
Pero después, la prosperidad comenzó a disminuir. La última década del gobierno de Stroessner padeció un sostenido debilitamiento de la economía, jaqueada, entre otras cosas, por una serie de calamidades naturales. A ello se sumó una profunda crisis interna dentro del partido oficialista, quedejó fuera del gobierno a su conducción tradicional. Separada bruscamente del poder, esta comenzó a conspirar con explosivo frenesí. Así se llegó al golpe del 2 de febrero de 1989.
La democracia llegó de pronto, inesperadamente, alumbrada por el cálido resplandor de la esperanza. Parecía que nos aguardaban días brillantes. Y que la recuperación de las libertades fundamentales iba a ser elcimiento del desarrollo económico y del bienestar del pueblo. Comenzó entonces un proceso complejo y conflictivo, que recién ahora puede ser avizorado con la perspectiva que impone el paso del tiempo. Ese es el punto de partida de esta obra.
El inquietante ahora
Situándose en nuestro desconcertante presente, Henry Ceuppens retoma el escalpelo abandonado en 1970 y lo hunde, no ya no el...
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