parcial de historia
De una manera u otra, la dictadura militar buscó durante gran parte de su período de gobierno generar un alto grado de apoyo de la sociedad hacia sus planes y acciones. A pocos meses de instalado el gobierno de facto, el presidente Videla, como también algunos funcionarios y gobernadores, instaban al acompañamiento y la participación del Proceso. Laintención era, en lo posible, no quedar aislados de la sociedad. En parte, la convergencia cívico-militar que pretendía ser el Movimiento de Opinión Nacional, impulsado por Ibérico Saint-Jean y Jorge Aguado, titular dela Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), implicaba el desarrollo de canales de diálogo para fomentar la continuidad del Proceso. A partir del segundoaño, el MON quedó desestimado. Pero el intento de propiciar el diálogo y la búsqueda de consenso permaneció, aunque tuviera poca significación para la sociedad.
La propaganda permanente del régimen estuvo ligada, la mayor parte de las veces, a la construcción, en sentido público, de enemigos a la causa nacional. Esto no debe ser pensado como una acción homogénea y coherente del conjunto de lasFuerzas Armadas, sino la gran parte de las veces, como el producto desplegado desde algún sector interno. La única acción unívoca ,sobre la que no había disensos, fue la lucha contra la subversión. En las demás de las cuestiones la uniformidad se perdía y las diferencias se ahondaban. La competencia entre las armas, especialmente entre el Ejército y la Marina, fue una constante del período; comotambién lo fue,
dentro del Ejército, la puja entre “duros” y “moderados”.
A pesar de estas diferencias, la dictadura siempre contó con algún enemigo de turno. Esto le servía, sin duda, para homogeneizarse tanto internamente, cuanto a mancomunar objetivos con la sociedad. El agente de conflicto podía ser del exterior o, como las bandas insurgentes, provenir “maliciosamente” del propio país. Sinembargo, es necesario remarcar que la misma guerrilla
estaba considerada en términos foráneos, era la “subversión apátrida”, una agresión externa mimetizada algo que no pertenecía a la “argentinidad”. En igual sentido, en 1978, el conflicto limítrofe con Chile por las islas del Canal del Beagle, que fue impulsado por la Marina y llevó a la Argentina al borde de la guerra con el país vecino, fueexplotado con fines chauvinistas.En cuanto a la imagen externa, 1977 representó un momento amargo para los conductores de Proceso. Principalmente, debido a la asunción como presidente en los Estados Unidos de ldemócrata James Carter. Que una vez en el poder alentó una política exterior estrechamente vinculada al respeto y control de los derechos humanos. Por su parte, grupos de argentinos exiliados,desde el momento mismo del golpe, comenzaban a hacer acusaciones públicas que enfatizaban las acciones de una dictadura sangrienta. También eran realizadas denuncias por organismos internacionales como : “Los argentinos somos derechos y humanos”. El gobierno procuraba ocultar cualquier indicio sospechoso y demostrar que los argentinos vivían libres y en paz, conforme a la civilidad occidental. Unaimagen sumamente ilustrativa del momento quedó reflejada cuando un grupo de hinchas, que festejaban en las calles el triunfo del seleccionado argentino en el Mundial Juvenil de Japón, incitados por un periodista radial fueron a demostrar su alegría y libertad de expresión frente a la sede de la OEA, donde se hallaban los inspectores de la CIDH. Sorprendentemente, allí se encontraron con una largafila de centenares de personas, que esperaban para presentar sus denuncias por la desaparición de uno o varios de sus familiares, así , “dos rostros del país se miraron a los ojos y a partir de allí ya nada volvería a ser igual. Los desaparecidos aparecían finalmente con un peso en la política argentina que no cesaría de crecer en los siguientes años”
El nuevo equipo económico juzgaba que la...
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