parte de novelas ejemplñares
licenciado, dijo:
-Vuesa merced quede mucho en buen hora, señor Campuzano, que
hastaaquí estaba en duda si creería o no lo que de su casamiento
me había contado; y esto que ahora me cuenta de que oyó hablar
los perros me ha hechodeclarar por la parte de no creelle ninguna
cosa. Por amor de Dios, señor alférez, que no cuente estos
disparates a persona alguna, si ya no fuere aquien sea tan su
amigo como yo.
-No me tenga vu[e]sa merced por tan ignorante -replicó
Campuzano- que no entienda que, si no es por milagro, no puedenhablar los animales; que bien sé que si los tordos, picazas y
papagayos hablan, no son sino las palabras que aprenden y toman
de memoria, y por tenerla lengua estos animales cómoda para
poder pronunciarlas; mas no por esto pueden hablar y responder
con discurso concertado, como estos perroshablaron; y así,
muchas veces, después que los oí, yo mismo no he querido dar
crédito a mí mismo, y he querido tener por cosa soñada lo que
realmenteestando despierto, con todos mis cinco sentidos, tales
cuales nuestro Señor fue servido dármelos, oí, escuché, noté y,
finalmente, escribí, sin faltarpalabra, por su concierto; de donde se
puede tomar indicio bastante que mueva y persuada a creer esta
verdad que digo. Las cosas de que trataron fuerongrandes y
diferentes, y más para ser tratadas por varones sabios que para ser
dichas por bocas de perros. Así que, pues yo no las pude inventar
Regístrate para leer el documento completo.