Parte
Todo hombre con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo devivir, y sus intereses; y que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo. […]
Según el sistema de la libertad de negocios, al soberano solo quedan tres obligacionesprincipales a que atender
[…]: la primera, proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes; la segunda, en poner en lo posible a cubierto de la injusticia yopresión de un miembro de la república a otro que lo sea también de la misma, o la obligación de establecer una
exacta justicia entre sus pueblos; la tercera, la de mantener y erigir ciertas obras yestablecimientos públicos, a que nunca pueden alcanzar, ni acomodarse los intereses de los particulares, o de pocos individuos, sino los de toda la sociedad en común: por razón de que aunque sus utilidadesrecompensen superabundantemente los gastos, nunca satisfarían esta recompensa si los hiciese un particular. […]
Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el medio más oportuno deemplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común; pero esos mismos esfuerzos hacia su propia ventaja leinclinan a preferir, sin premeditación suya, el empleo más útil a la sociedad como tal. […] Ninguno
por lo general se propone primariamente promover el interés público. […] Cuando prefiere la industriadoméstica a la extranjera solo medita su propia seguridad; y cuando dirige la primera de modo que su producto sea del mayor valor que pueda, solo piensa en su ganancia propia; pero en este y en otrosmuchos casos es conducido como por una mano invisible a promover un fin que nunca tuvo parte en su intención.
Adam SMITH, Una investigación sobre la naturaleza y las
causas de la riqueza de las...
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