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Comentario a la conferencia de Rommel Plasencia sobre la existencia de la cultura andina

Juan M. Ossio A.

Siempre es saludable interrogarse sobre lo que se cree son lugares comunes. Es una buena señal de inconformismo sobre todo cuando ya se ha transitado por las realidades a las que supuestamente alude la noción que se cuestiona. También simpatizo con su manifiesta cautela de creery no creer en la existencia de la cultura andina aunque en lo que sigue su inclinación sea más por la segunda tratando de alinearse con conocidas posiciones críticas de las perspectivas andinistas como son las de Orin Star, Ana Sánchez, Carlos Estenssoro y otros más.

Bienvenida pues la inquietud de ponerse en posiciones contrapuestas a las que el autor pudo recibir en su formación previa.Ojala que vaya más adelante y no termine cediendo a posiciones etnocéntricas e ideologizadas como aquellas presentes en los viejos modelos homogeneizantes utilizados a lo largo de la república que trataron de acomodarse a los requerimientos de presentar la imagen de una nación unificada. Lo digo esto porque de las canteras de los críticos del andinismo todavía no he podido constatar la existenciade una gran etnografía que pueda estar a la altura de las que han escrito investigadores de la talla de Enrique Mayer, César Fonseca, Jorge Flores Ochoa, los esposos Valderrama, Salvador Palomino, Ulpiano Quispe, Felix Palacios, Ana de la Torre, o, entre los extranjeros, Billie Jean Isbell, John Earls, Michael Sallnow, Catherine Allen, Tristan Platt, Olivia Harris, Peter Gose, Harald Skar, ymuchísimos otros más.

Por la complejidad del tema no es mi propósito en estas líneas intentar una caracterización detallada de la cultura andina contemporánea. Además me lo estoy reservando para un libro que me ha sido solicitado y que posiblemente vea la luz dentro de un par de años. Por lo demás, puedo adelantar, no será muy diferente de lo que ya he venido tratando en Ideología Mesiánicadel Mundo Andino, en Parentesco, Reciprocidad y Jerarquía en los Andes y en casi todos mis libros y artículos.

Mi propósito en esta oportunidad es tan solo refrescar algunas viejas ideas que quizá se olvidan ante la aparición de corrientes que fungen de novedosas pero que en el fondo no dicen nada nuevo y por el contrario se vuelven cómplices del nuevo ímpetu homogeneizante de laglobalización.

Este es especialmente el caso cuando se vuelve a repetir la consabida crítica de que los que hablan de una cultura andina no toman en consideración los cambios y asumen una posición ahistórica. Una vez más pues los mismos argumentos contra el estructuralismo de Lévi-Strauss o, más cercano al mundo andino, contra Zuidema. Lo peor es que si uno revisa con cuidado la aplicación de este modeloteórico a realidades concretas eso no es cierto. Muy por el contrario bien utilizado ayuda a deslindar las peculiaridades de una cultura tal como un lingüista podría hacerlo con un lenguaje.

Cuando Zuidema nos habla de la tripartición, la cuadripartición o la división en cinco aparte de tratar de reducir la organización social del Cusco incaico a sus mínimos componentes tiene el mérito deseleccionar conjuntos significativos donde se hilvanan una multiplicidad de detalles y no meramente rasgos aislados como podría haberlo hecho nuestro célebre Luis E. Valcárcel con la serpiente bicéfala o monocéfala para deslindar las peculiaridades del sistema cultural de una sociedad (Valcárcel, 1958).

Deslindar las peculiaridades culturales de una sociedad así como las de un área cultural notiene nada de ahistórico. Tampoco, en el caso de ésta última, se trata de una preocupación exclusiva de la antropología americana. Que esta vertiente de la antropología le haya dado una especial consideración no excluye que otras tradiciones antropológicas la hayan contemplado. El mismo Radcliffe-Brown, patriarca del estructural-funcionalismo, no pudo dejar de prescindir de su uso al referirse a...