paseo millonario

Enero 23, 2013
Tatiana Vesga
Autobiografía

Esa noche todo se estaba dando para que me quedara en casa, pero yo seguí insistiendo en conseguir algo que hacer, hasta que terminé por salir a la zona t con unos amigos, en un plan de última hora. La noche transcurrió sin eventualidades y a la hora del cierre del bar en el que estábamos, paramos un momento en el supermercado para comprar algo decomer y salimos a tomar un taxi.

Un amigo me acompañó y paró al primero de los que venían subiendo por la 85. Primero me monté yo, me senté detrás de la silla del piloto y después se montó mi compañero detrás de la silla del copiloto. Le indicamos al taxista las direcciones de nuestras casas para que nos llevara. Yo tenía el dinero para pagar la carrera en mi cartera, una de esas manos libresque se cruzan desde el hombro hasta la cadera.

Cuando ya estábamos a un par de cuadras de mi casa, un hombre salió de la silla del copiloto que estaba echada para adelante y se sentó en el medio de nosotros dos gritando, -¡esto es un atraco!-. Desde ese momento no hice otra cosa más que gritar como una loca, como si alguien pudiera escucharme en medio de esas calles desoladas a mitad de lanoche. El tipo a mi lado me gritaba – ¡Cállese o la chuzo!-, pero yo no podía calmarme. De la nada, dejé de gritar y desesperadamente intenté abrir la puerta del carro para botarme, pero la puerta no abría. No encontraba salida a esta situación, estábamos ya frente a la calle que llevaba a mi casa y sólo le suplicaba al taxista que volteara a la derecha para que me dejaran ahí y acabara esa pesadilla.Claramente lo que hizo el hombre fue voltear a la izquierda.

El atracador que estaba en medio de nosotros dos tenía un cuchillo en la mano izquierda apuntando al cuello de mi amigo que estaba sentado a su derecha. Primero lo requisó a él con la otra mano, le quitó dos celulares y la billetera para pasárselos al tipo de adelante. Después siguió conmigo, pero lo único que me encontró fue unreloj, porque la cartera la llevaba del lado de la puerta y no la vio. Cuando pasó la mano por mi cuello en busca de un collar, lo primero que se me ocurrió fue que iba a sentir la correa de la cartera, así que empecé a gritar con más fuerza aún: -¡me está tocando!, ¡me va a violar!, ¡ayuda!- y enseguida quitó las manos diciendo, -yo no la estoy tocando, usted qué cree, ¿que no tengo una mujeresperándome en la casa?, ¡Yo no le voy a hacer nada!-.

En seguida me tranquilicé, primero porque sabía que no tenía intenciones de tocarme y segundo porque no me iba a ver la cartera mientras estuviera sentada en ese puesto. Pero mi amigo no corrió con la misma suerte. Mientras a mí me buscaban algo, el hombre de adelante le estaba revisando la billetera y aunque no encontró dinero en efectivo, sequedó con la tarjeta de bancolombia.
-¡Cuál es la clave de la tarjeta!-, gritaba el conductor.
-tres… cuatro… dos-, respondió con la voz quebrantada.
-¡Me cree a mí huevón!, ¡La clave es de cuatro números!
En ese momento salió otro hombre del baúl del carro con un revólver, apuntándolo a la cabeza para que diera la clave correcta.

Una vez pudo decir la clave completa, pararon en un cajeroautomático para intentar sacar dinero, pero se llevaron la sorpresa de que había a penas diez mil pesos disponibles, que además no se podían sacar porque era el monto mínimo que siempre debe quedar en la cuenta.
-¡Dónde tienen la plata!, me creen pendejo, ¿con qué iban a pagar la carrera entonces?-
-Mi mamá me iba a dar la plata cuando llegara, ¡vamos para allá que ella les da lo que quieran!,les respondió él.

Por su puesto, el dinero lo tenía yo en mi cartera, pero el hombre que estaba al lado mío estaba más nervioso que yo, de tal forma que no la vio.

– lo vamos a botar del carro, cuidado se voltea para mirar las placas porque le disparamos-
En seguida el inexperto ladrón sentado entre nosotros abrió la puerta de la derecha y lo empujó con el vehículo andando, pero él se...