Patas arriba
Esta demonización ignora la experiencia histórica del mundo. Por no hablar más que de estos últimos cincosiglos, habría que reconocer que no han sido para nada escasos los crímenes de color blanco. Los blancos sumaban no más de la quinta parte de la poblaciónmundial en tiempos del Renacimiento, pero ya se decían portadores de la voluntad divina. En nombre de Dios, exterminaron a qué sé yo cuántos millones deindios en las Américas y arrancaron a quién sabe cuántos millones de negros del África. Blancos fueron los reyes, los vampiros de indios y los traficantesnegreros que fundaron la esclavitud hereditaria en América y en África, para que los hijos de los esclavos nacieran esclavos en las minas y en las plantaciones.Blancos fueron los autores de los incontables actos de barbarie que la Civilización cometio, en los siglos siguientes, para imponer, a sangre y fuego, sublanco poder imperial sobre los cuatro puntos cardinales del globo. Blancos fueron los jefes de estado y los jefes guerreros que organizaron y ejecutaron, conayuda de los japoneses, las dos guerras mundiales que en el siglo veinte mataron a sesenta y cuatro millones de personas, en su mayoria civiles; y blancosfueron los que planificaron y realizaron el Holocausto de los judíos, que también incluyó a rojos, gitanos y homosexuales, en los campos nazis de exterminio.
Regístrate para leer el documento completo.