paternidad irresponsable
El Perú, como nación, está caracterizado por premiar la viveza. Desde la entrada a los conciertos, estadios, eventos – abarrotando las entradas en la lucha del másfuerte- hasta las coimas y sobornos casi irrisorios a jueces, abogados y policías .Este comportamiento, generado más probablemente por la “crisis económica” y por una “falta de identidad nacional” comomenciona Gisèle Velarde La Rosa en su artículo referente a “Pepe el vivo”, muestra el “fracaso del hombre, que no ha sabido o no ha querido encontrar una manera de entenderse con el Otro”.
Estecomportamiento tan característico del ciudadano peruano, tomado como estereotipo de esta desviación de la correcta intersubjetividad, se arraiga y se aprende de manera implícita y explícita a lo largo denuestra vida como una forma de supervivencia y de obtención de mejores beneficios. Cualquier corriente contraria –que vaya más de la mano con una correcta aproximación a la igualdad –es tomada como unaalienación de la cultura de la “viveza” significando para su autor la burla, el rechazo o hasta el aislamiento social por parte de los demás; es un mal sistémico, en crecimiento y aparentemente sinsolución. Son demasiadas manzanas podridas que retirar.
Parece extraño observar en un vehículo de transporte público el respeto por el ‘asiento reservado’ y al mismo tiempo el maltrato a escolares;estos casos nos muestran, irónicamente, la solución. Las personas tienden a tener mayor respeto por aquellas acciones, normas, y hechos con los que ellos se sientan identificados –colocándose elsombrero del Otro– de manera que por ejemplo se sensibilizan al velar porque un anciano o mujer gestante tenga preferencia (porque podría tratarse de su padre o esposa, hermana, etc.) para sentarse. Entoncessí estamos en una sociedad donde “de un modo u otro, es preciso proteger a la minoría”, por no decir, al más débil. Para concluir, la viveza criolla es una forma sistémica de supervivencia (del más...
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