Patriotismo Y Religi N
Mucho se ha hablado y se habla de la acendrada religiosidad de los americanos, predominantemente protestante, que es al fin la que da forma a esa peculiar moralidad. Una religiosidad casi fundida con el patriotismo, como más adelante se verá, y al igual que la concomitante forma de moralidad, de la que puede servir de muestra la carta de cierto capitán deinfantería aerotransportada, Ian Fishback, fechada el 26 de septiembre del 2005, enviada al senador por Arizona, John McCain, y leída por éste en el Senado, en su alegato contra el empleo de la tortura con los prisioneros cogidos en Irak. Fishback evoca la firme resolución que, en sus tiempos de cadete en West Point, tomó ante sí mismo de que nunca dejaría que sus soldados cometiesen algún actodeshonroso(dishonorable), pues quería protegerlos de cargar con este peso, y ahora se le parte el corazón por haberles fallado a algunos de ellos en la guerra. Le encarece al senador la urgencia de establecer unas reglas específicas (specific standards), para acabar con la confusión y la discordancia de opiniones que, en sus muchas consultas, ha podido comprobar con respecto a esta clase decomportamientos. Lo que quiero hacer notar con este ejemplo es cómo lo que ahí se reivindica no es sino el honor y la moral americana, nada que pueda estar por encima o más allá de ellos; el capitán lo especifica claramente: "We are America, and our actions should be held to a higher standard, the ideals expressed in documents such as the Declaration of Independence and the Constitution" (1).
Cuando hayDios, todo está permitido. Así que nadie tan ferozmente peligroso como el justo, cargado de razón
La actual "guerra contra el terrorismo" ha sido concebida desde el principio como guerra escatológica
El criterio del comportamiento con los prisioneros es, pues, América misma, su naturaleza. Fishback no se preocupa más que del ius in bello, de que el comportamiento individual de los soldados americanosresponda al ideal de moralidad americano: ni por un momento se le pasa por las mientes poner en cuestión el ius ad bellum, el derecho de América para hacer la guerra. América no puede hacer más que una guerra justa, porque América, los americanos en cuanto americanos, son "los nuestros", y por definición "los nuestros son los buenos". Nadie lo comentó más lúcidamente que el entonces director de LeMonde, Jean-Marie Colombani: consideraba la mezcla de poder y buena conciencia como un "cóctel corrosivo", que borra cualquier duda o inhibición e impide la autocrítica. "Al cabo", decía literalmente, "la convicción absoluta de ser un país 'fundamentalmente bueno', tal como el año pasado declaró a Fox News el presidente Bush, tiene por consecuencia lógica la de satanizar al adversario; y una vezque esté deshumanizado, que sea el mal, todo está permitido contra él". Por mi parte, siempre he comentado cómo se equivocaba aquel personaje de Dostoievski que decía: "Si Dios no existe, todo está permitido". Es cuando hay Dios cuando todo está permitido. Así que nadie tan ferozmente peligroso como el justo, cargado de razón.
En cuanto a la caracterización de la religiosidad americana, esHuntington el que, en la obra citada anteriormente, nos dibuja la "composición de lugar" originaria: "La mayor intensidad religiosa fue, sin duda, la de los puritanos, especialmente en Massachusetts. Ellos fueron los primeros en definir su asentamiento, basado en una 'Alianza con Dios', para la creación de 'una ciudad sobre una colina', como un modelo para todo el mundo. Pronto los miembros de otrasconfesiones protestantes empezaron a considerarse a sí mismos y a Norteamérica en general del mismo modo. En los siglos XVII y XVIII, los norteamericanos definían su propósito en el Nuevo Mundo utilizando términos bíblicos. Eran un 'pueblo elegido' con una 'misión en el desierto'; crear 'la nueva Israel' o 'la nueva Jerusalén' en lo que era claramente 'la tierra prometida". El mismo autor añade más...
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