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Todos los sistemas de la reforma nos han enseñado cómo creer al Evangelio y cómo predicarlo. Todos están de acuerdo en inclinarse ante el SalvadorJesucristo quien realmente puede salvar y a asegurar a aquellos a quienes tuvo lugar su gloriosa resurrección.
Ahora, ¿qué significa predicar el evangelio de la gracia de DIOS? Bueno eso realmente no significa afirmar enla escuela dominical, por ejemplo, que DIOS ama a cada uno de los miembros y que Cristo ha muerto por cada uno de ellos, pues, según la Palabra eso implicaría que todos serán salvos, lo que es imposible de decir.
La seguridad de salvación por medio de la gracia de DIOS, que no es anterior a la fe que salva, permite saber que se es objeto del amor de DIOS gracias a la obra de Jesucristo.
La maneraantigua de anunciar el Evangelio comportaba, al igual que hoy, una oferta plena y completa de salvación con su fundamento.
El Evangelio bíblico afirma que son los hombres quienes tienen necesidad de Dios y no a la inversa; invita no a compadecerse de Cristo, sino a entender que es Cristo quien se compadece de los hombres aunque estos estén lejos de merecerlo.
Tanto los predicadores de hoy como losdel tiempo de la Reforma admiten la gracia libre y soberana de DIOS, puesto que es maravilloso que aquel para el que el amor de DIOS hacia los pecadores forma parte de la naturaleza misma de DIOS.
Consideremos el amor y la misericordia infinita de Cristo en las invitaciones y llamamientos que nos hace a venir a él para obtener la vida, la liberación, la misericordia, la gracia, la paz y unasalvación eterna. Un gran número de estas invitaciones y llamamientos están consignadas en las Escrituras.
Durante la proclamación y la predicación del Evangelio, Jesucristo se presenta ante ellos y les llama, les invita, les anima a venir ante él: ¿Por qué morir? ¿Por qué perecer? ¿Por qué no tener compasión de sus propias almas? ¿Estarán preparados sus corazones y fortalecidas sus manos en el día de laira que se acerca? ¡Mírenme a mí y sed salvos! Vengan a mí y yo os aliviaré de todos sus pecados, tristezas, temores, cargas; daré descanso a sus almas.
Estas invitaciones se dirigen a todos los hombres, son universales. Cristo las dirige a todos los pecadores en tanto que cada hombre, en tanto que crea que Dios es veraz, debe apropiárselas como la misma Palabra de Dios y aceptar la promesa queles acompaña: que Cristo acogerá a todos aquellos que vienen a él.
Otros evangelistas, con una teología de la gracia más superficial y menos correcta, han puesto el acento, en sus predicaciones del Evangelio, sobre las necesidades de perdón, paz o poder de los pecadores, preocupándose de la forma de hacerles "decidirse por Cristo".
Que su predicación ha tenido buenos efectos es incuestionable,bien que ese tipo de evangelización sea criticable por estar demasiado centrada en el hombre y ser demasiado sentimental. Mas ha de volverse a los calvinistas y a aquellos que, como los hermanos Wesley, adoptan la manera de pensar calvinista como principio de su predicación a los inconversos, de predicar con mucha claridad el amor infinito, la misericordia, el sufrimiento inmenso y paciente, asícomo la ternura sin límites del Señor Jesucristo. Tal es con seguridad la forma más escritural y más edificante de llevarla a cabo. En efecto, las invitaciones evangelísticas dirigidas a los pecadores no honran a Dios ni exaltan a Cristo tanto como cuando poniendo un fuerte énfasis destilan la misericordia todopoderosa y libre de Dios. Su poder para despertar y confirmar la fe es igualmente mayor.A. NUESTRA RESPONSABILIDAD EN ESE ALCANCE
Entonces, alguien podrá preguntar, "¿Para qué predicar?, o, ¿para qué escuchar?, o, ¿para qué evangelizar?, o, ¿para qué enviar misioneros? ¿No sabemos quiénes son los escogidos de Dios, o si Cristo murió por ellos, o si el Espíritu Santo les dará vida y los llamará?" Tenemos que ver que en todas las cosas las cosas secretas son del Señor, pero las...
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